Pero como suele suceder en las batallas, hay acciones paralelas de desinformación. Las partes beligerantes tratan de crear expectativas cantando anticipadamente la victoria que desean, aunque en verdad, el resultado real de la batalla les sea adverso.
Abundan los ejemplos de este comportamiento en la historia de los conflictos. Entre los más famosos destacan los “maestros” de la propaganda nazi cuando proclamaban la victoria de los ejércitos de Hitler, cuando en realidad las ciudades alemanas eran aplastadas por los bombardeos aliados y el Ejército Rojo invadía el territorio alemán. O cuando Muhammad Saeed al-Sahhaf declaraba invencible al ejército de Sadam Husein, y que los soldados invasores se suicidaban por miedo a los iraquíes… La desinformación como arma táctica en situaciones adversas.
Al parecer el caso de algunos titulares, editoriales, notas y columnas de prensa publicados la semana pasada, en los que se proclamaron reveses para la reforma tributaria por inconstitucionalidades. Comentaristas en la radio dieron vítores, atreviéndose irresponsablemente a llamar públicamente a no pagar impuestos. Algunos incautos se alegraron creyéndose el cuento, y hasta quizá hubo alguno que decidió gastar más de la cuenta.
Sin embargo, el análisis serio de las cosas revela un escenario muy distinto. Es verdad que se ha presentado una gran cantidad de acciones de inconstitucionalidad, principalmente por los abogados de empresarios y de algunas cámaras empresariales (desmintiendo la visión que la reforma sólo ataca a la clase media). Pero las actuaciones de la CC hasta ahora están lejos de desbaratar la reforma.
Haciendo un conteo rápido, entre el año pasado y lo que va de este 2013 se han impugnado con acciones de inconstitucionalidad alrededor de 113 artículos de la reforma. De estos, la CC ha emitido sentencia definitiva decretando la inconstitucionalidad de solo un artículo, y ha suspendido provisionalmente cuatro. Números que no corresponden a los titulares de prensa o de un “efecto dominó” de inconstitucionalidades.
Si el análisis se hace con más detalle y profundidad, la situación es aún más desfavorable para los atacantes. Resulta que el único artículo que fue declarado inconstitucional ya no tiene materia legal, porque era una reforma al ISR anterior. Y los 4 artículos suspendidos provisionalmente no son elementos sustantivos de la reforma, sino facultades que se le otorgaban a la SAT para fortalecer su capacidad fiscalizadora.
Con estos datos, al leer las publicaciones de prensa de la semana pasada francamente me sentí como los aliados leyendo las mentiras de los nazis o de los iraquíes, conforme perdían sus guerras. Pero esto no es para celebrar, sino para actuar con madurez y sacar provecho de la lección aprendida.
Si las decisiones de la CC continúan adversas al sector privado, se confirma que en vez de estar apelando a la irresponsabilidad haciendo berrinche por tener que pagar impuestos, deberíamos estar abordando temas más serios y constructivos. Esperaría que no sea tan difícil convencer a los empresarios para que, en vez de invertir grandes cantidades de dinero en los abultados honorarios de los abogados que buscan destruir la reforma en la CC, inviertan en construir y contribuir a resolver los problemas de Guatemala.
Esperaría que, en vez de destruir la fuente de ingresos del Estado, sumen esfuerzos y recursos para ojalá lograr que nuestros impuestos financien un gasto público transparente y eficaz. Que la que están perdiendo no fue una batalla legítima, y que la de la transparencia y la calidad del gasto público sí lo es.
Lo importante no es errar, sino rectificar cuando se erró.
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