Considerar que el nuevo gobierno dará continuidad a la agenda pendiente de los Acuerdos de Paz suena a prometedor, pero es una mención similar a la hecha por gobiernos anteriores. Prometer que se inaugura una nueva etapa, el gobierno de la paz también refleja un compromiso que no es cualquier cosa. Al hablar de reconciliación, se relaciona con una agenda pendiente, que se ha erosionado. Reconciliación tiene que ver con recobrar confianzas y crear condiciones para la tolerancia. La parte compl...
Considerar que el nuevo gobierno dará continuidad a la agenda pendiente de los Acuerdos de Paz suena a prometedor, pero es una mención similar a la hecha por gobiernos anteriores. Prometer que se inaugura una nueva etapa, el gobierno de la paz también refleja un compromiso que no es cualquier cosa. Al hablar de reconciliación, se relaciona con una agenda pendiente, que se ha erosionado. Reconciliación tiene que ver con recobrar confianzas y crear condiciones para la tolerancia. La parte complicada está cuando en el marco de ese planteamiento, durante el discurso se reconoció que hay enemigos de la paz, financiados con fondos externos. ¿Es ese un claro señalamiento? ¿Tiene una dedicación en particular? ¿Ese tipo de discursos no contribuye a exacerbar a quienes no les interesa la reconciliación? ¿No se está cayendo en contradicciones? Esa mención se complementa con otro claro mensaje: no ver hacia atrás, no retomar la historia, ver solo hacia delante.
Una de las grandes tensiones a las que se enfrenta el nuevo gobierno se refleja en la agenda de los derechos humanos. De allí que cada uno de los pasos a impulsar en esa ruta requiera un manejo cuidadoso. Asignar a Antonio Arenales Forno en la Secretaría de la Paz es un acierto, en la medida que combine su cercanía con el Presidente con el reposicionamiento de esa dependencia. Colocar a Jorge Herrera en la Comisión Presidencia de Derechos Humanos COPREDEH responde al criterio de confianza, pero esa institución también requiere de posicionamiento y credibilidad en el ámbito nacional e internacional. Será clave la estrategia que se impulse desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ojo con los intentos de reelección del actual Procurador de los Derechos Humanos, que en aras del país, los excesos de protagonismo, lo poco hecho y lo mucho pendiente, no debe proceder bajo ninguna circunstancia.
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