¿Qué tipo de libertad de expresión?

Los medios de comunicación no escapan a esa realidad. Incluso, en ocasiones, inducen a ese tipo de actitudes. ¿Cuáles son las motivaciones de ese tipo de comportamientos?  

Suena lógico y conveniente para intentar sacar a flote la malograda gobernabilidad, que los medios de comunicación muestren interés por ahondar sobre la situación política. Las transiciones son buenos momentos para hacer un balance sobre el estado del país, los avances y situaciones de mayor deterioro. También resulta necesario que los medios se adentren en el Estado que deja el gobierno saliente, en examinar el proceso de preparación del nuevo equipo. Lo que no se vale es mostrarse complaciente ante todo. El pago de las facturas de campaña, los negocios que representa un nuevo gobierno, la mezcolanza de miembros del gabinete electo en negocios de medios, el interés de algunos periodistas en integrarse a la función pública; son algunas de las “motivaciones” que privan en estos momentos.

Los medios tienden a responder al viejo adagio “muerto el rey, viva el rey”. Muchos quieren quedar bien con los que están por estrenarse. Esos mismos son quienes apuntan todos sus misiles contra Colom y compañía limitada. Pocos son los interesados en la objetividad, en el juicio crítico, en establecer las correlaciones y juegos de intereses que emanan del equipo patriotista.

Las pruebas de fuego están a la vuelta de la esquina. Al cabo de unas semanas, habrá suficiente material periodístico para probar las verdaderas apuestas de medios y comunicadores. ¿Cómo se abordarán los desaciertos, las promesas electorales no cumplidas, los roces al interior del partido oficial, las decisiones inoportunas, los negocios tras los recursos públicos? ¿Podrán los medios y sus operadores soportar la compra de voluntades a las que en breve estarán sometidos?

La parcialidad que inunda la actuación de la mayor parte de medios, responde a la doble lógica entre poder y negocios. Estar cerca de los espacios de decisión, genera manejo de información; una parte para generar opinión pública y otra, la mayoría, que sirve como valor de cambio a utilizarse en momentos claves.

Los medios son constructores o deconstructores de realidad, contribuyen o desconfiguran las funciones del Estado. Pueden sumar o restar a la gobernabilidad. Su influencia es decisiva en la formación de opinión, y de allí la importancia de cumplir con esa responsabilidad de formación ciudadana.