Dije que el modelo económico demócrata podría describirse como un “tipo de capitalismo moderado por la solidaridad entre ciudadanos que se entienden como corresponsables del bienestar de unos y otros, incluso inter-generacionalmente”.[i] En la primera corresponsabilidad pienso en el pago de impuestos y la redistribución de esos recursos por medio de programas sociales para los miembros más vulnerables de la sociedad. En la segunda entran los programas de protección al medio ambiente y de los recursos naturales, por ejemplo, así como todos aquellos que tienen implicaciones para el futuro de nuestros hijos y nietos.
Un lector de pensamiento libertario me replicó lo siguiente: “Decir que la única forma de ser solidario es apoyando un gobierno grande es un insulto a la conciencia del ser humano. La solidaridad practicada por el estado, no es tal, es un simple traslado (con fines demagógicos) de riqueza de los generadores a los consumidores (no creadores de riqueza) y que en la gran mayoría de programas no se encuentra respaldado por un elemento real de "necesidad". […] El concepto de solidaridad es un acto voluntario que nada tiene que ver con que unas mayorías voten obligando a unas minorías a que paguen sus cuentas. […] Es muy fácil practicar la solidaridad con el dinero ajeno”.[ii]
Le prometí revisar el concepto de solidaridad. Me parece que estas ideas en la reseña al libro de Sally Scholz, Political Solidarity (2008), pueden ser un excelente punto de partida: Ella explica que la solidaridad es una forma de pegamento social que mantiene juntos a los miembros de un grupo identificable. La solidaridad es el vínculo entre el individuo y la comunidad, por ello su definición mezcla elementos del comunalismo y del individualismo. En este sentido, el grupo que es solidario está conformado por individuos, pero es una entidad colectiva, no la mera sumatoria de sus partes. Por ello, Scholz explica, la solidaridad es una forma de responsabilidad colectiva: los miembros del grupo solidario tienen obligaciones morales positivas para con los demás miembros del mismo.[iii]
A partir de ello, Scholz distingue entre tres tipos de solidaridad: social, civil y política. La social se define por las características que comparten los miembros del grupo, como su identidad, conciencia o experiencia común. Por ejemplo, la solidaridad que puede haber entre individuos de minorías étnicas, religiosas o sexuales. El nivel de solidaridad varía proporcionalmente al nivel de cohesión del grupo, desde familias hasta grupos culturales. La civil hace referencia a la relación entre el Estado y los ciudadanos. Al igual que la anterior, implica obligaciones morales positivas. El hecho de ser miembros de una comunidad política nos compromete a velar por el bienestar de otros miembros de la misma comunidad, especialmente aquellos que por su vulnerabilidad no pueden cumplir con su participación cívica. Aquí es donde entran las instituciones redistributivas de un Estado benefactor.
Finalmente, la solidaridad política es la unidad de aquellos individuos que han asumido conscientemente el compromiso de luchar contra alguna situación de injusticia, opresión o tiranía. Es decir que, para Scholz, esta tiene una connotación de oposición, pues busca abolir una práctica o institución injusta. Por ello, la solidaridad proviene del compromiso compartido por una causa. Aquí se ubican el activismo social, el voluntariado y la militancia política.
Esta revisión conceptual resulta pertinente en estos momentos de luto nacional tras los efectos de un desastre natural. A lo mejor nuestro instinto de empatía no se activa por la solidaridad social, pues muchos de nosotros nunca conocimos a las víctimas ni a sus familiares, pero debería ser incentivado por la solidaridad cívica, la que nos hace a todos sentirnos guatemaltecos. Ojalá que la solidaridad política también movilice al suficiente número de personas para evitar que la vulnerabilidad ante los desastres naturales continúe estando tan desigualmente distribuida.
[i] Mendoza, C. (5 de noviembre 2012). Las Tribus del Norte, en BLOG de CABI http://ca-bi.com/blackbox/?p=7280
[ii] Agradezco los comentarios de Ricardo Matesanz a mi artículo, en la página Facebook de CABI (5 y 6 de noviembre 2012).
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