Pruebas de fuego

Representa la pieza necesaria para la funcionalidad del aparato público, para resolver las primeras tensiones que aparecen a corta distancia y para comenzar a probar su maquinaria de negociación encabezada por la Vicepresidenta electa, los diputados reelectos y seguramente otro tipo de herramientas no menos importantes. Las cosas se presentan cuesta arriba, las semanas avanzan y de no alcanzar ese objetivo, tendremos un gobierno amarrado desde el inicio, obligado a negociar encima y debajo de la mesa. Anunciar que la propuesta de pacto fiscal tomará en cuenta parte de lo impulsado por el exministro Fuentes Knight, es un intento de crear acercamientos con otras bancadas de oposición. Cierto o verdad, intentan demostrar que en ciertos temas candentes, el nuevo gobierno dará continuidad a programas del período anterior.

Una segunda prueba consiste en probar que el partido gobernante mantiene distancia frente a los intereses de aquellos sectores que creen que los patriotistas son los portadores de sus banderas. Me refiero a grupos como Avemilgua, exmilitares, oficiales en activo y toda esa gama de actores venidos a menos que intentan recuperar espacios de poder. Personas como Ricardo Méndez Ruiz, quien ha denunciado el secuestro y tortura de que fue víctima en 1982 por 26 guerrilleros, parece ser un operador a favor de esa corriente. Una cosa es aplicar el peso de la ley a todos los responsables de los vejámenes cometidos durante el conflicto armado interno, sean estos militares o de la guerrilla; otra cosa es que la denuncia ocurra precisamente ahora que exmilitares están siendo llevados a la cárcel por el Ministerio Público. Destituir o mantener a la actual Jefa del M.P. es el objetivo en cuestión; quien con la reciente captura del hijo del patriarca Lorenzana ha garantizado mayor permanencia en el puesto.

Esos dos episodios son parte del capítulo previo, son el preámbulo del largo período agotador que el General Otto Pérez y su equipo de trabajo tendrán en los siguientes meses. Pasado ese período, la situación puede estabilizarse y los patriotistas tomar control pleno del timón; o bien, acusar una prolongada etapa de desgaste.