Ayer, precisamente, recibí un correo electrónico de Linkedin (una red social con enfoque profesional) informándome sobre los cambios en la política de privacidad de ese sitio. Me llamó la atención que en lugar de presentarlo con el formato típico: letra arial, pequeña y en mayúsculas, esta vez Linkedin hizo un vídeo. Facebook no se quedó atrás y también, recientemente, mandó correos dando avisos de los cambios en sus políticas de privacidad.
Los usuarios han creado suficiente presión como para que, por lo menos, alguien vea esos vídeos y los cambios, usualmente, abusivos en las políticas de privacidad no sean tan desapercibidos. Sin embargo, qué es una política de privacidad y qué alcances puede tener.
Las políticas de seguridad son los contratos mediante los cuales se decide cómo se manejará la información, es decir los datos, que introducimos a las redes sociales (Facebook o Linkedin) o a las páginas que ofrecen servicios (Amazon o Ebay por mencionar algunas).
Nosotros aceptamos los términos de esos contratos al pulsar Acepto, pero casi nunca las leemos. Lo mismo nos pasa en el mundo analógico cuando contratamos una línea de teléfono o cuando compramos un seguro. En el mundo digital muchas veces ni siquiera estamos conscientes de que existe este contrato. Y contrario a muchos de los servicios del mundo analógico, en el mundo digital con lo que estamos negociando es con nuestra privacidad.
A muchos el tema de la privacidad no les hace ruido. A fin de cuentas qué importa si Facebook es dueño de las fotos que subo, si Amazon tiene un perfil de consumo, o si Gmail sabe y mantiene record de mis búsquedas en Internet.
Creo que la indiferencia a la privacidad es fruto de la ignorancia. Las empresas privadas y los gobiernos sí nos pueden dañar si les cedemos nuestra libertad, no importa la justificación que inventen.
En los países desarrollados, los usurarios ya han sufrido las consecuencias de la pérdida de la privacidad. Casos tan insignificantes como el del padre de una adolescente que al ver que su hija recibía correspondencia con publicidad de maternidad de una tienda se enteró que su hija estaba embarazada. La tienda había enviado ese panfleto de publicidad porque había rastreado sus búsquedas en Internet, le hicieron un perfil. Hasta casos de personas que han planeado hacer protestas y se han visto impedidos porque las autoridades han espiado en sus correos y celulares.
La privacidad es un derecho, inherente al derecho a la vida y a la dignidad. Muchas constituciones ya lo incluyen como un derecho independiente, pero aunque la constitución no diga literalmente privacidad, este derecho existe. Y no es una cuestión de izquierdas o derechas. Es la única herramienta que permite el poder ciudadano. No dejemos que nos prohíban protestar, que nos inhiban de actuar conforme nuestros principios con justificaciones como la seguridad nacional.
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