La Asociación de la Industria de Vestuario y Textiles (Vestex) ha lanzado una campaña de mupis en la que intenta argumentar, sin éxito, que, sin la aprobación de una ley que amplíe los privilegios fiscales que sus miembros gozan, entonces se van a perder empleos. Un argumento que hace referencia a una idea obsoleta y poco transparente: que al conceder el privilegio de no pagar impuestos a un grupito de empresarios se atrae inversión, se genera empleo y, con ello, se contribuye al desarrollo de un país.
Al contrario, un principio básico de eficiencia y competitividad empresarial debería ser que el pago correcto y democrático de las obligaciones tributarias no sea impedimento para obtener ganancias legítimas. No se necesita ser una autoridad de las ciencias económicas para saber que ventajas ilegítimas no permiten la competencia justa.
Pero bueno. De los sectores empresariales (en cursivas porque su dependencia de los privilegios fiscales no evidencia precisamente emprendimiento) que lloriquean por exenciones y otros tratamientos tributarios preferenciales, quizá en el sector de los textiles sea en el cual se corre el riesgo de perder empleos si esta legislación no es aprobada. No por eficiencia y competitividad, sino porque no tienen la capacidad de conducir su negocio sin privilegios. Quienes siguen la línea de pensamiento liberal son contundentes: que se eliminen los privilegios; y si por ineficiencia han de perderse esos empleos, pues que así sea porque así funciona un mercado competitivo.
Yo no soy tan desalmado y sí me preocupan los empleos que puedan perderse. Por ello, a Vestex y a los sectores que puedan estar en peligro de perder empleos, me atrevería a plantearles algunas recomendaciones.
Primero, no politizar el asunto. Está resultando bochornoso y escandaloso que en abril del año pasado la alcaldesa de Masagua aparecía flamante al lado del presidente y el ministro de Economía, muy naranja patriota ella, abogando por ampliar los privilegios fiscales. Hoy, lujo de tránsfuga, aparece abrazada de Manuel Baldizón, entregada al partido Líder. El alcalde de Villa Nueva es un caso similar, entre otros. ¿Es este el tipo de apoyo político que buscan para la aprobación de sus privilegios fiscales? La sensatez recomienda cuidado.
Segundo, sean transparentes. Dado que las estadísticas oficiales son incompletas y poco confiables, publiquen la realidad de su situación. ¿Qué tipo de relación entre ventas, costos y ganancias tiene que tener una empresa para quebrar en el caso de que deba tributar como las demás? ¿Está en crisis? ¿O es simple voracidad por explotar empleados y esquilmar las finanzas públicas de países como los centroamericanos o los del Caribe? Si existe un problema real, entonces demuéstrenlo practicando la transparencia que le exigen al Gobierno.
Tercero, si logran demostrar que realmente necesitan la aprobación de una ley, impulsen una propuesta que se limite a resolver exclusivamente el problema de su sector. No se desgasten procurando privilegios para otros que, en realidad, lo único que quieren es satisfacer su voracidad.
Cuarto y muy importante, mejoren los salarios y las condiciones de trabajo de sus empleados. Lamentablemente, la maquila textil es un símbolo de violación de los derechos humanos de las mujeres que dejan sus vidas frente a máquinas de coser, explotadas por empresarios nacionales y extranjeros. ¿Cómo puede ser legítima su petición de privilegios fiscales sin antes proponer de forma creíble mejoras laborales? Es falso que a un trabajador explotado y mísero le va mejor que a uno desempleado. Empiecen por rechazar esta falacia cruel y demuestren mejoras verificables en las condiciones laborales.
Más de este autor