Muy probablemente la próxima semana tengamos otro intento del Legislativo por darle vía libre a una estructura de gastos que responde a intereses ajenos a las necesidades de la población. Un presupuesto de cerca de 12,000 millones de dólares (89,800 millones de quetzales) prioriza un derroche en Defensa y merma recursos para Educación y Salud.
Si bien aparentemente la cartera de educación cuenta con una partida más alta que el resto de los ministerios, en realidad es una ilusión numérica. La mayor cantidad de los fondos asignados se destina al pago de planilla, negociada con el líder sindical del magisterio, Joviel Acevedo. De acuerdo con un estudio del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), en el desglose del proyecto de presupuesto para el Ministerio de Educación (Mineduc) se descubre un recorte a ese espacio vital para el desarrollo.
Según el Icefi, hay «reducciones agudas en las metas para el nivel primario: gratuidad educativa; estudiantes evaluados; estudiantes becados con útiles; docentes con valijas; centros reparados, remozados y dotados de mobiliario; establecimientos dotados con recursos tecnológicos, y, de manera alarmante, 3,358,406 textos impresos menos». Las metas a nivel básico también se ven recortadas en los mismos campos que el nivel primario.
En el Ministerio de Salud (Minsal), el recorte alcanza los 240 millones de quetzales, lo cual afecta los programas de reducción de la mortalidad infantil, prevención de la mortalidad de niños y niñas y desnutrición crónica. También resultan limitados los programas de prevención de la mortalidad materna y neonatal, además de que niñas y niños menores de un año no tendrán acceso a inmunizaciones.
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A diferencia de los recortes en áreas vitales para el desarrollo, el gasto militar se incrementa en 2,600 millones de quetzales. El Ministerio de la Defensa (Mindef) dispondrá de este excedente para la compra de aviones, entre otros gastos, pese a que en 2019 fue también la cartera más favorecida con transferencias que significaron un incremento de 140 millones de quetzales a su presupuesto original.
Tanto el Gobierno central como el Organismo Legislativo en el presente período han demostrado su absoluta falta de interés por las necesidades de la población. Diputados y gobernante se han despachado con la cuchara grande cuando de gastos superfluos se trata y han sido avaros y mezquinos a la hora de asignar recursos a la salud, la educación, la seguridad ciudadana, la cultura y la defensa de derechos.
De ahí el repudio social expresado en las movilizaciones que fueron satanizadas por el presidente del Legislativo, el único diputado de la bancada del Partido Unionista, Álvaro Arzú Escobar. Lejos de considerar tan siquiera dialogar con los manifestantes, Arzú Escobar los tildó de cobardes por «poner de carne de cañón a mujeres y niños». Es decir, no solo incluía una amenaza al ejercicio de algunos derechos, sino que en su cabeza no cabe que las mujeres puedan ejercerlos. Peor aún, intenta intimidar al requerir que la Procuraduría General de la Nación (PGN) persiga a padres y madres cuyos hijos los acompañan en las manifestaciones.
Si tanto le preocupara al Legislativo la situación de las mujeres y de los niños, ello se vería reflejado en el presupuesto: algo que, hasta donde queda demostrado, es todo lo contrario. De esa manera, si en verdad hay preocupación por ellas y ellos, más que encerrarse entre policías y amenazar ante el uso de derechos, bien harían los diputados en introducir enmiendas al presupuesto: priorizar el gasto social y desmilitarizar el presupuesto.
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