Año con año, a partir de septiembre que es el mes en que tradicionalmente el Ministerio de Finanzas Públicas presenta ese documento al Congreso de la República, se ponen en marcha una serie de actividades bajo total sigilo, negociaciones bajo la mesa, interminables peregrinaciones de instituciones que buscan más de lo propuesto, ONG reales o fantasmas que buscan el apadrinamiento de recursos públicos para actividades en las que sustituyen lo que le correspondería hacer al Estado. En fin, un período de efervescencia y danza de millones.
Para la mayor parte de personas, la discusión del presupuesto pasa inadvertida. Sea por el exceso de números, por lo enredado y voluminoso del asunto, por el tradicional desencanto por los asuntos públicos, o porque siempre se repite lo del período anterior, ese tema de la agenda parlamentaria merece poca atención. Pero, ojo, nos están metiendo goles a diestra y siniestra, y lo hacen bajo total impunidad. Para muestra, unos botones: 1) el proyecto prevé un aumento del gasto público, equivalente al 12.5% del presupuesto de 2012 (de Q.59,547.2 millardos a Q.66,985.4), que no corresponde con los ritmos de desaceleración que privan desde ya y se incrementarán el año próximo; 2) se prevé un escenario de crecimiento económico de 3.7 muy superior a las previsiones del FMI (3.2) y del propio Banco de Guatemala (3.5). El crecimiento económico nacional sigue por debajo de los niveles alcanzados antes de la crisis mundial, incluso por debajo del promedio de la década de 1990 (4%); 3) se plantea un escenario de recaudar por concepto de aumento de exportaciones de 7.4%, pero al mes de junio se presenta una reducción interanual del 3%, contraria a la previsión del Banguat (incremento del 11.9% a finalizar el año); 4) las proyecciones para 2013 están basadas en supuestos que no se cumplirán, se hicieron sobrestimaciones pensando que Guatemala forma parte de otra galaxia; 5) en materia de carga tributaria, aún en el escenario positivo, la carga tributaria en 2013 no alcanzará el nivel de 2007 previo a la crisis y estaría en el nivel de 2006, el crecimiento económico y el PIB nominal podrían ser menores a los estimados para 2012 y 2013, la recaudación en 2012 y en 2013 podría ser menor a la estimada, en 2014 posiblemente se alcance el nivel de carga tributaria de 2007.
Por otro lado, el proyecto no refleja con claridad los mecanismos presupuestarios para dar respuesta a los cinco ejes prioritarios planteados en la Agenda para el Cambio. Se pierde una gran oportunidad. Recordemos que prioritarias, no planteadas en el presupuesto, son letra muerta. Ciertos ministerios sacan ventaja. Defensa tendría aumento del 23.1% en relación con el presupuesto 2012, Comunicaciones de 20.2%, y Salud 15.3%. El MINEDUC solo incrementa en 3.8%, insuficientes para hacer frente a medidas como las anunciadas recientemente. Alarma el incremento en algunas secretarías y fondos, por ejemplo: a Fonapaz se le asigna 34.7 más que en 2012, a pesar de la serie de denuncias por corrupción y prácticas discrecionales; SEPAZ tiene un incremento significativo, pasa de 111.2 millones a 382.0, equivalente a 243.5%. Ese aumento se orienta al Programa Nacional de Resarcimiento, cuestionado desde el anterior Gobierno precisamente por el actual partido oficial; la SESAN a pesar de solo ser ente coordinador (no ejecutor), se le incrementa en 158.8%.
Por si eso no fuera suficiente, se prevén incrementos desmedidos para las clases pasivas y la SAT.
En el primer caso, se estaría asignando más de lo necesario, salvo que se tenga previsto un fuerte aumento de jubilados. Las asignaciones al Organismo Judicial y Ministerio Público permanecen invariables, contrario a la realidad que demanda incrementos importantes. Preocupa la reducción en la asignación al INACIF (del 25%); se asignan Q192 millones al Fondo de Emergencias y Calamidades Públicas, pero no se clarifica quién será el ejecutor. Para terminar de ajustar, no se incluye asignación al TSE para la consulta popular sobre el caso Belice.
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