Por lo mismo, es importante fortalecer la capacidad de las comunidades y vecindarios para poder atender emergencias durante e inmediatamente después de dichos desastres. No hablo de actividades complicadas, como podría ser la instalación de un puente Bailey. Hablo de cosas más sencillas que pueden implicar salvar una vida: detener una hemorragia, inmovilizar a un herido con múltiples traumas, u ofrecer liderazgo para organizar a un vecindario y buscar un refugio más seguro.
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Por lo mismo, es importante fortalecer la capacidad de las comunidades y vecindarios para poder atender emergencias durante e inmediatamente después de dichos desastres. No hablo de actividades complicadas, como podría ser la instalación de un puente Bailey. Hablo de cosas más sencillas que pueden implicar salvar una vida: detener una hemorragia, inmovilizar a un herido con múltiples traumas, u ofrecer liderazgo para organizar a un vecindario y buscar un refugio más seguro.
Organizar a la comunidad requiere de entrenamientos para que la comunidad cuente con los conocimientos requeridos para actuar. Es probable que cada comunidad debiera de contar con un entrenamiento distinto, que se adapte a las características de los desastres a los que está expuesto. Una comunidad cercana a un río afronta riesgos distintos a los que afronta una comunidad en las cercanías de un volcán. A ello se agrega que es necesario adaptar dichas capacitaciones tomando en cuenta las características de cada comunidad: la cultura, así como la infraestructura y las organizaciones existentes pueden afectar cómo reaccionar de mejor manera ante una emergencia.
Las comunidades requerirán de liderazgo. Éste es un liderazgo que debe cultivarse. No es cuestión de dar un entrenamiento y esperar que ese entrenamiento vaya a generar liderazgo y una comunidad dispuesta a seguir recomendaciones. Cultivar dicho liderazgo debe pensarse como un mecanismo para generar beneficios de corto y de largo plazo para la comunidad. De largo plazo, se puede pensar en líderes que buscarán generar actividades para la prevención. Por ejemplo, en muchas comunidades se podría empezar a ayudar a sustituir las viviendas de adobe por viviendas mejor construidas (he leído que viviendas de adobe con determinado diseño pueden soportar terremotos), o lograr fondos para lograr la construcción con mejores materiales. Ese podría ser un mejor uso de fondos a disposición de los COCODES que el que seguro se hace en muchos lugares en el país. Otra opción sería mejorar las condiciones de lugares que puedan servir de refugio para la comunidad y que cumplen otros propósitos. Por ejemplo, mejorar las condiciones de la escuela y de los hospitales. De esta manera, no sólo servirían de refugio ante emergencias, sino que los usuarios usuales de dichas infraestructuras contarán con mejores condiciones.
El Gobierno Central puede hacer su parte en este tema, proveyendo apoyo a CONRED. Sin embargo, creo que la posibilidad de lograr un esfuerzo sostenible va a requerir que el tema sea abordado a nivel municipal.
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