Por el mero hecho de exhibirse

Las intervenciones sirvieron para muy poco; avivaron los fuegos entre patriotas y uneístas, mientras Eduardo Suger y Harold Caballeros no tuvieron los suficientes argumentos para salvar el evento.

Resulta contradictorio que esa primera actividad de supuesto debate sobre la principal temática de actualidad, haya sido organizada por la Gremial de Empresas de Seguridad. Eso es tratar el problema con parte del mismo problema. La pertinencia del tema se pierde cuando el actor convocante carece de la legitimidad necesaria. Sin embargo, los cinco personajes aceptaron sin chistar, bien por convencimiento, por la oferta de la vitrina para exponerse o porque en sus partidos participan prominentes propietarios de este tipo en empresas que aportan recursos, “experiencia” y recurso humano de rápido despliegue. Como guinda al pastel, un exministro de la Defensa fungió como moderador.

En ese gremio hay de todo. Empresas serias que ofrecen un servicio aprovechando la alta demanda, otras de dudosa reputación donde sus efectivos son fuente de inseguridad y de actos ilícitos y una mayoría, de las que sabemos menos, donde sus miembros tienen licencia para hacer de todo. En cualquier caso, la idoneidad es un criterio que no corresponde con las actuaciones de la mayoría de empresas que en conjunto reúnen a más de 150 mil personas armadas, cinco veces mayor a la suma de la PNC y el Ejército.

Ese sector se desarrolla bajo total descontrol, maneja una descomunal cantidad de recursos financieros, tiene un arsenal que solo compite con el narco y sus actividades responden a un submundo donde la seguridad se ha convertido en un concepto privativo, no del Estado. Muchos de los rostros de quienes presiden esas empresas son los mismos que ahora se destacan como candidatos a puestos de elección popular. Señal de descaro, aprovechamiento y precariedad.

Ante semejante escenario, las participaciones poco felices de los cinco políticos solo fueron un episodio de un drama que difícilmente podría tener otro desenlace. Señalamientos insulsos, frases vacías, intentos de charlas magistrales. Toda una ensalada de factores, donde nada es rescatable; evento que solo sirve para el rechazo colectivo. Ojalá que estas personas ponderen mejor sus participaciones en eventos públicos; no se trata solo de asistir, sino de aprovechar los espacios para plantear argumentos mínimamente coherentes. De aquí en adelante, el forismo estará a la orden del día para provocar y levantar ciertos intereses, o para exhibirse inútilmente.

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