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Pino: “El acuerdo entre Zelaya y Lobo es un paso, pero hay que esperar”

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Pino: “El acuerdo entre Zelaya y Lobo es un paso, pero hay que esperar”

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El Acuerdo de Cartagena firmado el fin de semana entre el presidente de Honduras Porfirio Lobo y el defenestrado Manuel Zelaya es un primer paso para reconciliar a su país, pero está lejos todavía de lograrlo. El hondureño Hugo Noé Pino, bregado en las aguas de la política del país vecino, recuerda que la aplicación del pacto depende de los mismos actores golpistas y que hace falta mucho para asegurar que el país no se descarrilará hacia una nueva crisis.

Fue celebrado por bombos y platillos. Honduras regresa probablemente este jueves a la Organización de Estados Americanos (OEA) –y al financiamiento de proyectos que esto conlleva–, así como al Sistema de Integración Centroamericano (SICA) después de casi dos años de suspensión por el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Todo esto con el auspicio de Colombia y Venezuela, con el respaldo de las potencias continentales, Estados Unidos y Brasil, respectivamente. Además, Manuel Zelaya podría regresar este sábado de su exilio en República Dominicana.

Hugo Noé Pino, ex presidente del banco central, ex ministro de Finanzas de Zelaya que renunció al primer año, ex presidenciable del Partido Liberal, diplomático y actual director del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), muestra un muy cauto optimismo en esta entrevista. Que los mismos actores golpistas de 2009 sean los que ahora tienen que demostrar su compromiso con la democracia no le da para construir confianzas.

P: La foto del presidente colombiano Juan Manuel Santos junto a Lobo y Zelaya sonrientes apuntaba a un éxito rotundo. ¿Es así?

La primera evaluación es que es un paso más en el proceso de reconciliación del país tras la fuerte polarización que provocó el golpe de Estado. Muchas personas hablan de que es el paso principal para reincorporar a Honduras a la OEA, pero eso es un efecto colateral. Lo más importante es que se alcance la reconciliación nacional.

Es un paso. Está muy bien el regreso de Zelaya a Honduras y la posibilidad de convocar a una constituyente.

(El Congreso hondureño, el mismo que validó el Golpe de Estado, aprobó este año un plebiscito para que pueda reformarse la Constitución y permitir la reelección presidencial; justamente lo que planteaba Zelaya al pedir una cuarta urna en las elecciones de noviembre de 2008 y que fue el argumento para sacarlo de la presidencia en pijamas una madrugada hace casi dos años.)

P: Es increíble que ahora los partidos tradicionales (y que apoyaron el golpe, el Nacional y el Liberal, que eran el último bipartidismo decimonónico del continente) y los sectores de poder sí estén de acuerdo.

Hay que ir por partes. Otro componente positivo del Acuerdo de Cartagena es el compromiso de la inscripción del Frente Nacional de Resistencia (FNR) como partido político. Una parte esencial de la reconciliación en Honduras pasaba por no poner trabas a la participación política de la Resistencia. Y los sectores de poder que propician el golpe se pueden convertir en los principales obstáculos para esta participación política.

Hay tres puntos clave en el Acuerdo, a los que los observadores de Colombia y Venezuela tienen que dar seguimiento: ninguna traba a la participación política de los opositores; seguridad personal y jurídica para Zelaya; y respeto a los Derechos Humanos, que se violan constantemente desde el Golpe.

P: No lo noto convencido sobre el Acuerdo.

En donde hay lugar a dudas en la viabilidad. Muchas de las autoridades actuales que propiciaron, facilitaron y legalizaron el Golpe están en funciones. En la fiscalía, en la procuraduría, en la Corte Suprema de Justicia, en la contraloría, en el Tribunal Supremo Electoral. Todos bajo influencia de sectores poderosos.

P: Y sería raro que de un día a otro regresaran de golpistas a demócratas.

Ese cambio obedecería al efectivo aislamiento aislamiento internacional que ha sufrido Honduras. Estar en una comunidad (pequeña) como la centroamericana en la que gobiernos como el de Nicaragua no lo reconozca, o en la latinoamericana y que tampoco lo hagan Brasil, Venezuela, Ecuador, Argentina o Bolivia… es una situación muy fuerte.

P: A pesar de que en el discurso oficial de los medios y de los sectores conservadores en Guatemala parecería que todo está solucionado…

El Acuerdo de Cartagena es un avance. Los más conservadores de Honduras dicen que se vendió el país a Hugo Chávez, pero es un avance permitir que Zelaya regrese al país sin juicios políticos.

P: Lobo en su momento advirtió de amenazas de Golpe provenientes de su propio partido conservador. ¿Sigue tan débil el presidente?

Este acuerdo lo fortalece. Honduras regresa a la OEA. Lobo da muestras de apertura y de buscar una verdadera reconciliación nacional. Le da mayor legitimidad y las fuerzas más conservadoras, la extrema derecha pierde, queda relativamente aislada. Habrá que ver cómo se agrupan con la inscripción del Frente Nacional de Resistencia (FNR) y Zelaya y con el respeto a los derechos humanos.

P: Hay voces que denuncian crímenes de lesa humanidad en el período del Golpe.

Hubo abusos que no se habían presenciado desde los años ochenta. El reconocimiento de esta magnitud de abusos es que el Acuerdo de Cartagena es que se establecerá en el país una Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos (OACNUDH).

Hay denuncias muy creíbles de la represión en el Bajo Aguán, una zona conflictiva, similar a Alta Verapaz en Guatemala, en donde ha habido desde el Golpe 27 asesinatos (políticos).

P: Uno de los vaticinios después del Golpe era que se rompería el bipartidismo Nacional-Liberal, el más añejo del continente y único que venía del siglo XIX.

Si al FNR le dejan inscribirse y a la gente la dejan votar con transparencia, se verá si el FNR es capaz de romper el bipartidismo. El FNR es un grupo bastante heterogéneo, de antiguos miembros del Partido Liberal, grupos de izquierda y sectores independientes contrarios al Golpe. Todo apunta a que Zelaya se irá con el Frente y sería su máximo líder.

P: ¿Cómo cambió Honduras en estos dos años desde el Golpe?

El Gobierno de Lobo ha tenido una actitud de acuerdos con organismos financieros para tener recursos para poder sobrevivir, sin políticas verdaderas para atacar los problemas nacionales; en vez de eso sí que han resarcido a los grupos que financiaron el Golpe por medio de concesiones y prebendas.

Por otro lado, las movilizaciones tras el Golpe fueron enormes, la resistencia logró manifestaciones que no se veían desde la huelga general contra la bananera en los años cincuenta, aunque no se viera reflejado en los medios. La desventaja es que la Resistencia tendrá la oposición de todos los sectores económicos conservadores, que se aliarán a los candidatos tradicionales.

P: ¿Qué pasará ahora?

Si el proceso de reconciliación verdadera se concreta en elecciones libres, con participación amplia, sin importar el resultado se logrará mayor estabilidad y se podrá empezar a debatir de nuevo cómo solucionar los problemas nacionales. Si los grupos de poder en vez de eso mantienen una actitud de firmar papel mojado y de “firmar me harás, pero cumplir jamás”, la inestabilidad continuará y el rumbo del país será más incierto.

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