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Pese a fallos y quejas Mineduc contrata el mismo seguro con el doble de presupuesto

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Pese a fallos y quejas Mineduc contrata el mismo seguro con el doble de presupuesto

Historia completa Temas clave
  • El presupuesto del seguro médico escolar pasó de 94.8 millones de quetzales en 2020 a 312 millones en 2022.
  • Las clases iniciaron pero la póliza no puede ser utilizada porque el Mineduc no ha actualizado el listado de estudiantes activos.
  • El seguro médico escolar operará bajo condiciones muy similares a las de los dos años anteriores, esto a pesar de haber demostrado distintas fallas.
  • La empresa Urgencias Médicas asegura que en 2021 hubo 444 médicos para atender las emergencias, para este año sumaron seis más. El diputado Cristian Álvarez afirma que no todos los profesionales prestan realmente el servicio, mientras otros se desligaron.
  • Docentes de las escuelas públicas promocionaron el seguro, pero no supieron qué decir a los padres y madres de familia cuando les reclamaban que el servicio no funcionaba.

Desde hace dos años, el Ministerio de Educación (Mineduc) contrató un seguro que no cubre lo prometido, ha llegado tarde a muchas escuelas, y provoca desconfianza en padres y madres de estudiantes del sector público. Pese a los problemas reportados, la cartera renovó la misma póliza pero con el doble del presupuesto asignado en 2020.

«Nosotros les pedimos a los papás que usen el seguro. Lamentablemente, algunos tienen miedo de usarlo, y los que sí lo usan han tenido la experiencia de que han llamado y les dicen que les van a llamar, pero ya no les dicen nada», relata Leonarda Pelechú, maestra de la Escuela Oficial Rural Mixta ubicada en el sector Las Flores, en Salcajá.

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La situación de Pelechú es, en comparación a la de otros docentes de escuelas públicas del país, «afortunada». Tiene «suerte» porque el Mineduc incluyó a su municipio entre los 138 que componen el listado de la primera fase para implementar el seguro médico escolar. En la segunda etapa expandieron la cobertura a 75 más y quedan pendientes 128 que aún no tienen cobertura y desconocen cuándo les llegará el beneficio.

Haber sido parte del primer grupo es lo único en lo que podría decir que tuvo suerte.

Pelechú cuenta que recibió la póliza a finales de 2020 y que ha tenido que dar la cara cuando un padre se acerca a reclamarle porque no pudo usar el seguro ante una eventualidad. Les pide paciencia «pero nos dicen: ‘imagínese que sea una emergencia y no me regresan la llamada’. Estuvimos promoviendo el seguro escolar con esto de la pandemia y les dijimos que lo usaran por cualquier cosa. Luego me decían los papás: “seño, yo estuve llamando y no tuve el apoyo de ningún doctor, tuve que ir a un doctor privado’», añade.

Plaza Pública constató en publicaciones anteriores que las quejas y molestias son similares en varios municipios. Pese a los fallos, el Mineduc renovó para 2022 el mismo servicio, con las mismas condiciones, con poca información de sus resultados, pero con el doble de presupuesto.

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Misma póliza, mismos problemas

Este año arrancó con un seguro médico escolar con un presupuesto de 312 millones de quetzales (en 2020 fue de 94.8 millones), pero que la población estudiantil no puede usar.

Por medio de una solicitud de información, el Mineduc confirmó que la póliza del año anterior sigue vigente para este año. Sin embargo, se corroboró que muchos alumnos no han sido atendidos debido a que el Mineduc no ha actualizado los datos de los beneficiarios del programa. Mientras no culmine ese trámite administrativo, miles de niños no tendrán acceso al servicio.

Puedes consultar la poliza aquí.

Las quejas más frecuentes de padres y madres de familia respecto al seguro es que llaman y no reciben atención; o que las soluciones que les dan quienes les atienden por llamadas no les dejan satisfechos. Por ejemplo, cuando los remiten a un centro de salud o un hospital privado porque consultan por padecimientos que el seguro no cubre, o para los cuales no proporcionan los medicamentos necesarios. En algunos casos, la molestia nace debido a que mientras consultan, los padres y maestros gastan su saldo a la espera de ser atendidos y nadie atiende el llamado, según relató Karla Luna, maestra en la Escuela de Párvulos ubicada en San Marcos.

Las condiciones del seguro en 2021 no cambiarán mucho para 2022.

En todo el país, según información solicitada al Mineduc, la aseguradora contratada, Urgencias Médicas, puso a disposición de la población estudiantil inscrita a 162 personas para atender las emergencias. Para este año, con 159 millones de quetzales más en el presupuesto, la cifra es de 160. El servicio incluye solo 19 traductores de idiomas mayas: 8 para q'eqchi, 3 para kaqchikel, 2 para tzutujil, 2 para k'iche, 2 para q'anjob'al y 2 para mam.

Además, durante 2021 hubo 444 médicos contratados para atender de forma telefónica o presencial. Para 2022, al listado se agregaron seis profesionales más. Según Cristian Álvarez —diputado de CREO e integrante de la Comisión de Educación del Congreso que fiscalizó el seguro— no todos esos médicos mencionados en el listado oficial del Ministerio están prestando el servicio pues «algunos se desligaron del programa», dijo.

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La difícil tarea de promover algo donde no responden

Desde el primer año, el Mineduc dio la instrucción de promocionar el uso del servicio. El rostro de la institución ante los alumnos y sus familias son los docentes.

Según la estrategia de comunicación del Ministerio, la promoción del seguro médico estaba centrada en aprovechar las jornadas de entrega de alimentos realizadas en cada centro educativo. Ahí, los docentes proporcionaban a padres y madres las pólizas y explicaban cada uno de los beneficios.

«Ahí se ponen audios para informar sobre el seguro y número telefónico. También hemos utilizado infografías, videos para que la población pueda informarse de cómo se usa el servicio», explicó la viceministra María del Rosario Balcarcel.

Poco a poco, los padres de familia se fueron percatando de muchos detalles en la implementación del seguro que no coinciden con la promesa que Alejandro Giammattei realizó desde su campaña. «Los padres de familia van a poder acceder gratuitamente por teléfono, no van a gastar su saldo. Van a poder llamar y tener inmediatamente una consulta médica. La telemedicina principia a ser una realidad en Guatemala», garantizó Giammattei en abril de 2020, durante el lanzamiento oficial del seguro médico.

Pero la realidad es diferente y los docentes se han dado cuenta de eso a través de sus estudiantes y sus familias.

«Al inicio había mucho escepticismo de los papás, decían que para qué usarlo, que mejor iban al IGSS (Instituto Guatemalteco de Seguridad Social). Pero les explicamos para qué servía, en qué consistía. Después me decían: ‘Yo llamo y no me responden, primero se me acaba el saldo y no me contestan. Y si me responden me dicen que solo le dé acetaminofén’», narra Karla Luna, maestra de la Escuela de Párvulos ubicada en Cobán, Alta Verapaz, otro de los primeros municipios a donde llegó el seguro.

«Nosotros hemos llamado desde la escuela. En mi caso tuve un alumno que sufre convulsiones y llamamos al seguro, llamé desde el teléfono de la mamá y no tenía saldo y no salió la llamada. Entonces llamamos desde un celular con saldo y sí se pudo. Al final, le dijeron que no había cobertura y que se tenía que dirigir al centro de salud más cercano», agrega Luna.

Plaza Pública solicitó una entrevista con autoridades del Ministerio de Educación que pudieran responder a los señalamientos realizados al programa del seguro, pero al cierre de esta edición no respondieron.

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Otro efecto de la falta de información: la desconfianza

Otros padres, en cambio, mantienen su desconfianza hacia el programa. En algunas escuelas, incluso, se negaron a recibir la papelería. Ese es el caso de Chisec, Alta Verapaz.

«Aquí en varios establecimientos los papás rechazaron el seguro médico. Un 40 % de escuelas lo rechazó. Es que si con la vacuna cuesta bastante convencer a la gente, imagínese con el seguro. Cuando nos hicieron llegar los documentos a Chisec, convocamos a los directores y les dimos las explicaciones y ventajas para que le hablaran a los papás. Los directores estaban felices porque era una ayuda para los padres de familia. Pero se revirtió el entusiasmo y la mayoría no aceptó. Devolvieron las pólizas», relata Teodoro Pérez, supervisor educativo.

San Andrés Xecul, en Totonicapán, es otro caso. Este municipio fue incluido en la primera fase del programa, pero el escepticismo ha sido uno de los principales problemas a los que se enfrentan  docentes y directores.

«Lo que pasa es que ellos se curan en casa, se curan con medicina natural o con algún medicamento que compran en una farmacia. Algunos papás no quieren ir al doctor, no quieren ir al centro de salud. No les gusta el seguro ni acudir al centro de salud», dice Rivelino Cux, encargado de la Escuela Oficial Urbana Mixta Juan Ruperto Chuc.

La desconfianza, dice Pérez, está relacionada a la poca información y ausencia de campañas para orientar a los padres. «Ellos dicen que seguramente los van a vacunar. Se empezaron a sentir un poco preocupados, presionados. Se les explicó que el seguro médico cubría gastos de salud, accidentes, fallecimiento de niños o medicamentos para enfermedades comunes. Algunos aceptaron, otros devolvieron las pólizas a los 15 días. Creo que se tendrían que buscar otras estrategias para convencer a las personas. Hay que divulgar ese tema en todo el país, hay que explicar a quién beneficia. Pero esa información no se maneja. La gente está muy desinformada, no hay información o publicidad o una campaña más estratégica», sugiere.

Pero según la viceministra Balcarcel, dicha campaña se limita a la difusión realizada por docentes, información publicada en redes sociales, volantes, afiches y audios del Ministerio de Educación, que son reproducidos en actividades escolares.

Para este año, Pelechú, la docente de Salcajá, espera que el servicio sea más estable que los años anteriores y así los padres recuperarán la confianza que habían tenido hasta hace 2 años.

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«Un callcenter muy caro»

Con tantos cuestionamientos alrededor, a diputados disidentes del Congreso les preocupa que nuevamente Giammattei haya logrado conseguir recursos para un programa que Samuel Pérez, diputado de Semilla, considera «una de las mayores estafas del gobierno».

«En la aprobación del presupuesto, dice Pérez, Giammattei dio pocas batallas y la más importante fue la aprobación del seguro y hay varias razones para cuestionar este seguro. Para empezar, no es un seguro médico, es un servicio de callcenter carísimo para el Estado, de 312 millones de quetzales».

Pérez forma parte del grupo de voces que dentro del Congreso se opusieron a que este programa nuevamente lograra un espacio presupuestario. A pesar de eso, desde la Comisión de Finanzas, este proyecto no encontró ningún obstáculo y fue aprobado con el doble de recursos para el 2022.

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