Sin embargo, su circunstancia de haber sido operada para hacer coincidir su cuerpo biológico con su identidad sexual hizo tambalear nuevamente las delgadas líneas de la identidad de género y las discriminaciones que acarrea. Los organizadores del evento se debatieron entre aceptar o no a la concursante por haber tenido genitales masculinos.
Dayana Saucedo es una boliviana que también se quiere presentar al concurso. Si dijera que es bonita mentiría, pero por razones que no comprendo, Dayana, quiere confirmar su belleza ante el jurado de tan cualificado certamen. Esta boliviana también se sometió a una operación de cambio de sexo y ha provocado que la controversia se haya desatado en el mundo latinoamericano, donde este tipo de concursos gozan de gran popularidad y prestigio. Tanto es así, que postularse a Miss Universo es una plataforma profesional para miles de aspirantes a carreras como el modelaje o la actuación.
En nuestro país, pronto suscitó comentarios en los medios en línea. Los que se creen ser defensores de las buenas costumbres empezaron a descalificar este tipo de comportamiento, principalmente por razones religiosas y la defensa de los niños. Hasta aquí, poco de extrañar. Lo que sí que realmente me enfureció es cuando empecé a ver que los tan delicados medios en línea, que se esmeran en cuidar los mensajes de los comentarios, para que no haya palabras fuera de lugar o irrespetuosas, permitían que el término “hueco” se usara con total libertad. Es decir, que no se puede poner m… ni p…, ni meterse con el Papa, ni con las mujeres, ni con los indígenas, pero con los “huecos” sí, que dan mucha risa.
No soy muy participe del control de la expresión a través de las redes sociales, pero resulta claro que, como para todo, hay límites de lo que sí o no se puede publicar y cada sociedad establecerá los suyos. En la sociedad guatemalteca, los límites llegan hasta los “huecos”. Los responsables de proteger la moral no sienten que esta descalificación es degradante y discriminatoria para una gran parte de los ciudadanos. No caen en la cuenta, porque realmente la sociedad continúa estando en contra de la diversidad sexual. Está claro que los derechos de la comunidad homosexual se han hecho públicos desde los últimos años del siglo pasado y, la sociedad, aunque no lo respete, lo aguanta con resignación.
El fanatismo, en sus muchas expresiones ideológicas y religiosas, se hace eco con este tema y reduce la homosexualidad a un mero capricho desagradable pero inevitable. Un fanatismo que no se reduce a uno o dos casos puntuales, eso no sería preocupante. Sino que, en ese dejar pasar por alto el insulto “hueco”, demuestra que se mantiene vigente en la mayoría heterosexual. Que continúa siendo un miedo en el que las mujeres educan a sus hijos y que se transmite generación tras generación. Y, entre la juventud, que se normaliza la diversidad sexual como una realidad cotidiana, mantiene su carácter de estigma y descalificación.
Pena que estén tan equivocados, porque torturan a muchos de sus hijos a la incomprensión de su propia sexualidad. Una ignorancia que no confiere bondad al que la practica, sino rencor y odio. Así que no me vengan con que son defensores de la moral y de la infancia. Son ignorantes que, para empezar, no saben que un transexual no es un “hueco”, si con ello se refieren a los hombres atraídos por su propio sexo. Es una mujer como otra cualquiera, pero que se tiene que someter a una operación, así como hay mujeres que nacen con un defecto congénito que se corrige fácilmente en el quirófano.
Además, el término “hueco”, que implica cobardía o debilidad, como que estos fueran rasgos propios del sexo femenino, no creo que se pueda aplicar a estas transexuales, que luchan por sus derechos con mucha dignidad y coraje, ni a muchos homosexuales, que mantienen sus principios en contra de reglas y costumbres obsoletas. Creo que, muchas veces, son más “huecos” los que se escudan en este término para encubrir sus propias inseguridades. No entiendo qué problema tienen en dejar vivir a gente con costumbres que ni siquiera les afectan. Es más, son la represión y el esconderse lo que han motivado peores males contra la moral y la infancia.
De todas formas, el festival de Miss Universo permitirá a los transexuales que participen en el concurso. Algo muy normal, ya que la que no esté operada en estos concursos que levante la mano.
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