Todo parece apuntar que habrá una segunda vuelta, pues las encuestas después de la salida de la alianza UNE-Gana demostraron que las cifras del Partido Patriota (PP) se encontraban afectadas por el voto táctico —aquel que se da por el candidato que puede bloquear las aspiraciones del que menos se desea— y en lugar de subir o mantenerse, sus números tendieron a disminuir. De ser así, acompañará al Patriota alguno de los dos partidos que han capitalizado los votantes de la alianza UNE-Gana: Compromiso Renovación y Orden (CREO) y Libertad Democrática Renovada (Líder). Lo paradójico de estas elecciones es que quienes triunfan lo hacen más por la ineptitud de los oponentes que por mérito propio.
No quiero señalarla pobreza de la izquierda, ni algunos candidatos que —no obstante no tener opción— participan para alimentar su ego o mantener estatus regional, pero sí destacaré el hecho que la Alianza UNE-Gana haya apostado todo a la candidatura de Sandra Torres y no tuviese la capacidad de generar un plan alterno; que Visión con Valores (VIVA) en cuatro años no fue capaz de aprovechar la polarización que vivió el país para desarrollar un proyecto político que estuviese haciendo reflexionar a los ciudadanos sobre sus valores; y que los unionistas caracterizados por la seriedad de algunos de sus miembros y sus propuestas, al final —en pos de la lealtad a su jefe único— improvisaron una campaña a la Presidencia que hasta da vergüenza.
Con ese panorama no es de extrañar, entonces, que el partido Líder en su primer intento por la Presidencia se encuentre tan bien posicionado en las encuestas. Aunque no puede desconocerse que su estrategia de comunicación ha sido muy buena y alarmantemente efectiva. A diferencia de los demás candidatos, los ciudadanos saben que propone el candidato del Líder. Tampoco puede pasar desapercibido que Baldizón ha sabido lograr notoriedad e interponerse políticamente en momentos políticos trascendentales. En contraste con muchos candidatos, escogió una vicepresidenciable con algo más de popularidad y ha afinado un potencial caudal político vinculado a la maquinaria de sus diputados y alcaldías.
Tampoco es sorprendente la posición del partido CREO. No obstante su reciente creación, su principal figura, Eduardo Suger, ya es identificado por los ciudadanos por sus participaciones anteriores con los partidos DIA y CASA y por su proyecto universitario que se ha extendido a lo largo de todo el territorio. Suger, no tiene experiencia en el sector público y el estar alejado de los vicios de la política —pese a que en cada proceso participa con un nuevo partido— da un parte de tranquilidad para algunos ciudadanos que están hastiados de las prácticas políticas. En esa línea, hay mucho voto táctico en sus electores contra Pérez y Baldizón.
Y el PP ¿porqué no tiene mérito? Porque una vez fuera de la contienda la alianza UNE-Gana, se esperaba que el Patriota enfilara todas sus fuerzas para ganar las elecciones en una sola vuelta. Sin embargo, la única iniciativa se tradujo en ver como se institucionalizaban los programas sociales del actual gobierno. Algo poco lúcido si se tienen en cuenta su comportamiento durante los últimos años. Faltó creatividad para diseñar propuestas que más allá de lema afianzaran la elección, propuestas en torno a los costos que implicaba para el país una segunda vuelta, propuestas alrededor del millón y medio de ciudadanos que por primera vez pueden hacer uso de voto. Pareciese, entonces, que el Patriota ya hubiese dado todo de sí y que la brillantez con la que impusieron los candados al presupuesto hace un año se apagó —si se analiza con detenimiento, esta acción estratégica definió mucho del actual proceso electoral—.
Así, pues, en caso de que el escenario de la segunda vuelta sea Pérez contra Suger, las cosas serán muy fáciles para Pérez. Suger tiene una personalidad difícil que no le permite comunicarse fácilmente con los ciudadanos y que ocasiona, sin que exista la necesidad, confrontaciones constantes con los medios. Adicionalmente, su campaña mediática no logra resaltar lo que propone ni disimular su autoritarismo. Será muy sencillo que la irritabilidad de Suger salga a relucir, que cometa fácilmente algún error inaceptable o que en la votación sea evidente su poca capacidad para realizar acuerdos o alianzas en el interior.
Si el escenario en la segunda vuelta es Pérez-Baldizón, habrá que analizar varias situaciones. Si la distancia entre ellos en la primera medición fuese poca —diez puntos—, seguramente Baldizón se arriesgará con todo, pues no puede esperar cuatro añosy enfrentar el voto táctico con toda la información y mala imagen que está saliendoa la luz pública. Su estrategia será acercarse lo máximo posible a las propuestas de la UNE- Gana vinculando personas y realizando alianzas en el interior. En este escenario, tanto Pérez como Baldizón se acusarán mutuamente y saldrán a la palestra pública muchas cosas que los guatemaltecos saben pero que no quieren reconocer. El voto táctico volverá ponerse de moda y el ganador será aquel que logre demeritar más la información que el otro publique, especialmente en el interior.
Si por el contrario la distancia entre el Patriota y Líder es amplia, Baldizón optará por negociar un pacto de no agresión durante la segunda vuelta. El no tener inmunidad después de este año, significará la necesidad de actuar con prudencia, demejorar su relación con los medios y algunos otros estamentos y de buscar una notoriedad positiva para lograr estar en el debate electoral en cuatro años. Su capacidad de bloqueo durante el próximo Gobierno concurrirá con la búsqueda de una seguridad personal.
¿Y el escenario en cuatro años? Si ganan los patriotas, probablemente se repita la historia de estas elecciones. Luego de un Gobierno en que se salden los compromisos adquiridos con los financistas durante las dos campañas anteriores, los ciudadanos no escogerán al mejor sino al menos peor. Por el lado de los patriotas, quien más notoriedad tendrá será Alejandro Sinibaldi, quien de no ganar la municipalidad de Guatemala ocuparía un ministerio para luego ser candidato a la Presidencia. Por su parte, Baldizón iría por el Líder con un grupo de diputados más compacto y con mayor representatividad territorial al actual. Este grupo será resultado de su estrategia y poder de negoción, pues no se desgastará en los primeros años realizando oposición al Gobierno y más bien preferirá que otros —Roberto Alejos, Jairo Flores y Orlando Blanco— asuman los costos para recoger luego los frutos. Al igual que lo que ocurrió con Pérez durante la administración Colom, Baldizón no será el agente principal de los bloqueos, sino que sus acciones se respaldarán en alguien que obviamente goce de inmunidad. Y respecto de la UNE, lo más probable que se vaya desmoronando poco a poco por las acciones del nuevo Gobierno y de Baldizón. La posibilidad que el candidato sea Alejos o Sandra Torres dependerá de que tanto poder tenga esta última después de que termine el Gobierno y de su capacidad de esquivar la persecución del Patriota.
¿Y si gana Baldizón? Probablemente, también se repita una historia pasada, una historia de principios de los años noventa. No creo que vengan tiempos mejores, pasarán otros cuatro años y la política será la misma en tanto no se dignifique el oficio, no se controlen los recursos y no se cultive la ciudadanía. En el horizonte aún no aparece algún partido o grupo social que asuma el reto de construir una opción verdaderamente democrática que focalice el bien común como alternativa. Ojalá me equivoque.
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