Oportunismo inmediato

Qué mejor si esos momentos van acompañados de propuestas, que aunque sólo queden en el tintero y carezcan de mayor viabilidad, hagan ver que si contamos con una agenda mínima en materia de relaciones exteriores, genere temas de conversación con algo de interés y posiblemente, si los vientos son favorables, promueven alguno que otro negocio, punto a favor como promotor de negocios a gran escala.

De la agenda en proceso, destacan las negociaciones para atraer los recursos para llevar a la realidad el proyecto del canal interoceánico. Idea que lleva varios años de maduración, cuyo principal negociador ocupa el despacho de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado SIE. Está visto que el responsable de esa oficina, José María Argueta, poco ha hecho para atender las once funciones específicas de la dependencia y más se ha dedicado a servir de intermediario, negociante, operador de los interesados en que la idea del canal genere buenos negocios. De cualquier forma, logró que su tema aparezca como una de las banderas de la delegación oficial. Ya veremos si sus 14 meses de trabajo remunerado con fondos públicos generan algo de bueno para una región deteriorada y necesitada de recursos urgentes para enfrentar la inseguridad alimentaria, entre otros desafíos urgentes.

Volvamos al asunto central. Apelar a los oxígenos externos es un recurso político creciente. A menor escala, el Presidente del Congreso anda en las mismas. Se reúne con diversos sectores sociales con la idea de buscar lo que no tiene ni tendrá en el Legislativo. Su margen de maniobra es limitado y sólo puede ampliarlo en la medida que se abra a alianzas, coordinaciones y temas, que aunque no le sean totalmente afines, debe entrarle para sobrevivir en las aguas turbias de la política local. Aprovechar esos resquicios es una buena posibilidad, en la medida que se esté consciente que son momentos que en cualquier instante cambian de dirección.

Al final de cuentas, esos momentos de oxigenación son necesarios para la permanencia en el tiempo, para intentar articular y dificultar las caídas bruscas. Pero algo es seguro, no generan valores agregados en el mediano plazo. Al fin y al cabo, a pocos les interesa esa dimensión que parece estar a años luz. Sigue imperando la idea del cortoplacismo, del oportunismo inmediato.