El hecho de que fuéramos de diferentes espacios e ideologías no impidió que el intercambio de ideas fuera productivo. El punto de partida fue el estado de cosas antes de abril de 2015 y concluyó con las medidas que pueden implementar los medios de comunicación y las organizaciones sociales para crear institucionalidad y lograr cambios políticos.
El primer día, de la mano de Johannes Metzler y Santiago García, realizamos una retroalimentación sobre dónde estábamos antes de abril de 2015 y dónde estamos ahora. La realidad guatemalteca es cruda, por lo que resulta imprescindible reconocer los límites existentes, pero siempre con la mirada larga hacia un futuro distinto. Todos coincidimos en que la crisis política no había transformado el país y el estado real de las cosas. En términos generales, la corrupción y la ineficiencia de las instituciones continúan a la orden del día. Sin embargo, se ha comenzado a romper con el inmovilismo institucional. Poco a poco empiezan a caminar las instituciones, y para ello han sido importantes las designaciones estratégicas de funcionarios profesionales en ciertas instituciones del Estado. Están haciendo bien su trabajo. Desde la minoría, pero con decisión. Como diría Diego Pazos: son los ciudadanos jugando diferente, aprovechando los espacios que se abrieron y jugando a la gestión institucional con transparencia, estrategia, conocimiento aplicado y dignidad.
También la decepción y la rendición comienzan a perder terreno dentro de las personas que están pendientes de la realidad nacional. Para Samuel Pérez, durante las concentraciones de 2015 las redes sociales subieron en la balanza de credibilidad, lo cual es cierto si observamos el cambio de percepción que hubo en los ciudadanos respecto a la política que se ejerce de forma pública. En las redes sociales y en las calles hubo explosiones de fiscalización, denuncias y reivindicaciones sociales que aún continúan. En esa línea, Alicia Álvarez cree que los jóvenes recuperaron espacios en 2015 y que ahora están aprendiendo a cambiar las reglas del juego. Varias de las personas, jóvenes principalmente, que estuvieron involucradas en las manifestaciones del año pasado están haciendo sus aportes en espacios que buscan impulsar cambios por medio de propuestas y de participación política. ¿Acaso no son estas las expresiones de las semillas plantadas en las reuniones entre organizaciones sociales, en las plazas centrales del país y en las mesas técnicas en las que se ensayaron diálogo, negociación y consensos? Si bien, como dijo María Wer, comenzó siendo cool saber qué estaba pasando, ahora trabajar con lo que pasó se está convirtiendo en una responsabilidad asumida.
El segundo día, Enrique Naveda, Pablo Zabala y Martín Rodríguez nos introdujeron al mundo de los medios de comunicación: cómo investigan, qué medidas de protección existen para ellos y cuáles son los nuevos ecosistemas de información. Fue un día de mucha reflexión, pues hablar de todo el ecosistema de medios del país, sobre todo hasta antes de 2015, termina confirmando lo que aportó Estuardo Silva a la discusión cuando dijo que los medios tienen un rol en la producción y reproducción del sistema porque es evidente que han sido elementos para la protección de intereses clientelares. Entonces, la nueva pregunta es qué hacer para que haya medios frescos, que investiguen y sean transparentes: para que se repliquen los modelos de Plaza Pública y Nómada, entre otros, que son relativamente nuevos, que han aportado mucho al profesionalismo de su gremio y que han intentado hacer siempre periodismo de datos, lo cual no es suficiente por su nivel de cobertura y porque grandes proporciones de la sociedad guatemalteca están offline. Para Amparo Gómez, los medios de comunicación son trascendentales en esa dinámica e influyen en el ritmo de la sociedad. En ese sentido, esta sociedad en vías de consolidación democrática requiere, como dijo Diego Maza, de medios transparentes (radiales, escritos, digitales), que sean ecuánimes al cubrir los hechos que marcan al país.
Andrés Ardón cree que los medios deben asumir su rol en la construcción de un Estado más transparente. Entonces, ¿cuáles son sus retos inmediatos para asumir dicho rol? Para Ximena Martínez, su democratización y objetividad; para María de la Parra, la creación de conciencia desde la información pública; y para Martín Berganza, que actúen con rigor y honestidad, considerando que son los filtros de información del ciudadano común. Personalmente creo que la motivación de los medios debe ser contrastar para informar y que su profesionalismo se construye y fortalece en la medida en la que son más transparentes con sus datos, fuentes y financistas.
El tercer día, Ángel Ramírez y Jorge López nos hablaron del acceso a la información pública y del gobierno abierto como instrumentos para fiscalizar e iniciar la transformación de las instituciones. Estos campos deben potencializarse con mejoras a la ley y con la modernización de las unidades de información de cada institución, ya que no siempre la información que se entrega es oficial, sino únicamente válida legalmente. Quiere decir que no existe certeza sobre lo que una institución le está entregando formalmente al solicitante. Esto constituye un problema para la investigación social o periodística y para la fiscalización ciudadana. Fue importante caer en la cuenta de que garantizar la visibilidad de la información permite generar conocimiento y aportarle valor público a un servicio, además de que aporta conocimientos suficientes sobre cómo se puede fortalecer una institución y dotarla de nuevas capacidades y proyecciones. Estos tres días sirvieron para recordar que los cambios políticos también requieren de medios de comunicación transparentes y de mejores organizaciones sociales, que utilicen los instrumentos a su alcance para implementar las medidas pertinentes en los diferentes espacios en los que se encuentren.
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