El banco de tiempo no resulta ser nada nuevo (aparte de ser un novedoso sistema económico, de solidaridad social, y, para usar una palabra de moda, un instrumento fundamental para la resiliencia).
Las grandes tragedias de la historia siempre han conseguido despertar lo mejor y lo peor de la raza humana. Allí surgen personajes heroicos, capaces de arriesgar o hasta de entregar su vida por alguien a quien ni siquiera conocía. También los grandes depredadores, que hacen fortunas multimillonarias a costa del hambre, la salud y el sufrimiento de los demás. A veces hasta pareciera que los segundos sobrepasan por mucho a los primeros.
Como sea, no hay nada como una gran crisis para despertar la creatividad y hacer surgir la solidaridad social. Hay quienes experimentaron en su vida grandes tragedias y están muy convencidos de que lo que necesita esta generación es una buena sacudida: una gran guerra, un cataclismo que nos lleve a deshacernos de los afanes materialistas y vanidosos y que nos ayude a reencontrar el placer y la autorrealización que viene con ayudar a los demás.
En los recientes años, por ejemplo, España se vio azotada por niveles de desempleo que dan escalofríos: por arriba del 60 %, una verdadera crisis social y económica. Como parte de la respuesta social (no fue la única), surgieron en muchas ciudades los bancos de tiempo. Se trata de una institución de base comunitaria, con reglas claras y con un sistema de organización que permite sustituir tiempo por dinero. Así de simple. Los cuentahabientes giran cheques y recibos de tiempo, y estos entran a circular en un novedoso mercado de intercambio. He aquí un poco de información testimonial sobre los bancos de tiempo.
La solidaridad social siempre ha estado aquí. De hecho, posiblemente usted la practique habitualmente como dador o receptor. Lo que nos enseña la práctica de los bancos de tiempo es que esa actividad puede funcionar bajo reglas claras y justas.
Esta práctica ayuda a reconocer nuestras capacidades. ¡Resulta que podemos ser de utilidad a otros en áreas que no se nos habían ocurrido! Además, esta forma de cooperación social valora el tiempo por encima de la especialización. Es decir, una hora de dentista vale lo mismo que una de plomería o de tutoría en matemáticas.
Un banco de tiempo en la comunidad puede acercarnos más, descubrirnos al vecino, llevarnos a comprender quién es la señora extraña de la tienda, revelarnos los talentos no conocidos del muchacho mozotudo de la esquina.
El voluntarismo también puede verse muy fortalecido. Y a las personas beneficiarias de ciertos servicios del banco de tiempo les presenta una oportunidad importante para devolver los servicios recibidos a través de realizar para otros algunas cosas que saben hacer bien. Por ejemplo, las horas de voluntariado que se reciben se pueden devolver realizando actividades para terceros, no necesariamente para las mismas personas que entregaron la ayuda inicial.
América Latina no tiene una larga experiencia en estas iniciativas. La ventaja evidente es a favor de España. Esta página facilita información sobre distintas organizaciones formales que administran bancos de tiempo.
La oportunidad está con nosotros. No necesitamos nuevas leyes e instituciones. Depende de las personas que tomen la iniciativa, y eso no se tiene todos los días. Vale la pena probar.
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