Lo que es cierto es que todos los funcionarios, reunidos dentro del concepto de burocracia, deberían hacer que funcione la administración pública dotándola de probabilidades de éxito al implementar sus políticas y programas.
¿Por qué las políticas de cualquiera de las administraciones gubernamentales en nuestro país no trascienden en el tiempo ni generan procesos virtuosos? ¡Sencillo!, por brillantes y bien diseñadas que sean, no tendrán la base mínima de funcionarios encargados de implementarlas; y ojo con esto, no me refiero a los puestos que conforman los Gabinetes de Gobierno, pues estos son puestos políticos que pueden ser desempeñados por un político que mejor si tuviera la experiencia en administración y políticas públicas, pero si no la tiene con que no estorbe, basta; me refiero a los cuadros ejecutores, al grueso de jefes de departamento, directores, y en un caso ideal como se da en agencias de otros gobiernos, cuando menos un puesto vice ministerial alcanzado mediante meritocracia y mantenido hasta su jubilación.
La discusión sobre el tema del servicio civil, ya reconocido incluso como un factor de competitividad para la economía, se parece al cristianismo; todos lo predican pero nadie lo practica. Administración tras administración se han dedicado a ofrecerlo y no cumplirlo, y en los primeros años de las administraciones se dan a la tarea de acoger bajo su alero a cuanto militante y recomendado llega, sin necesidad de llenar los requisitos para ocupar plazas, que por otra parte tampoco están necesariamente establecidos y llevan a que impere la absoluta discrecionalidad y opacidad en la contratación de servicios operativos, técnicos y profesionales. ¿Por qué para contratar compras de bienes y materiales por sobre ciertos montos, la ley exige que estos sean publicados y concursados, y para contratar los operativos, técnicos y profesionales del sector público en los que hay una enorme inversión de recursos financieros de los presupuestos, además de una enorme apuesta por la eficiencia en la implementación de las políticas públicas, no se obliga a seguir un procedimiento similar?
Todos despotrican contra la Ley del Servicio Civil y dicen que habiendo sido promulgada en 1968 ya no sirve, puede ser cierto; pero no está en la modificación de la ley o en la promulgación de una nueva ley toda la solución al problema. Lo que hay que fundar es un sistema de servicio civil, que incluso con la ley vigente pueda dotar de instrumentos a la autoridad competente para modelar una generación de funcionarios eficientes. Básicamente se trata de atraer y conservar los talentos que necesita el sector público, y eso no se puede hacer con los niveles salariales y los riesgos o perversiones que se tienen en cuanto a estabilidad.
Toda la generación de bienes públicos, la ejecución eficiente de las tareas indelegables del Estado, la digna y efectiva acción de resguardo de los intereses de las mayorías en la dinámica de las alianzas público-privadas, la creación de condiciones para crecimiento económico y desarrollo social, la creación y sostenibilidad de los capitales humano y natural, pasan por un funcionario que haga que funcionen las cosas, que funcionen bien; y una vez más es cuestión de prioridades, entender que el Gobierno no es un bolsón de empleo, un bolsón que no garantiza calidad mínima ni máximo de cantidad.
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