Algunos medios tomaron en serio la propuesta e hicieron públicos ciertos logros y deficiencias en los distintos ministerios. De esa cuenta, resultó que el Ministro de Cultura no hizo nada por el arte y la cultura, dedicándose a comprar sospechosamente a la industria militar pelotas y uniformes, pidiendo a gritos que lo saquen del puesto. En Desarrollo Social no sólo no transparentan las listas de beneficiarios sino que se hacen compras de última hora, repartiendo bolsas de alimentos sin mayor control; en la Defensa se manda a soldados a disparar indiscriminadamente contra la población; en Economía no hay nada claro respecto a la agenda de competitividad y en Trabajo se despilfarran recursos en viajes y refacciones.
Pero no fueron estos ministros ni otros ineficaces y mercaderes los cesados. Se fueron los del partido supuestamente aliado, VIVA, ahora diciendo que se les aceptó la renuncia porque ellos así lo querían. De nuevo el Presidente General se enreda en sus palabras, pues al no mantener las formas y querer dar muestras de exigente, simplemente se propicia un mayor aislamiento. Es cierto que VIVA ya no está tan vivo y es casi un cadáver político, pero sin los cucuruchos del expartido Verde y con Lider atrayendo hasta a los del CACIF, sus posibilidades de acción pública se verán mucho más reducidas. Queda claro que la pareja presidencial no sabe de alianzas ni de tiempos políticos, posiblemente porque la presión de financistas es demasiada y urge pagar facturas, porque todo esto de los despidos de ministros apunta a tratar confundir para que no se vea la absurda maniobra de proteger al Director de Fonapaz y tomar por asalto las finanzas del IGSS. La vocación a confundir presidencia con sultanato queda, de nuevo, totalmente al descubierto.
Es cierto que los ministros despedidos no son un océano de eficiencia y que en Agricultura ni funcionó la supertortilla y la compra y reparto de fertilizantes estuvo manchada hasta por el robo descarado en municipalidades dirigidas por opositores. Tal parece que el error del ya casi exministro Medina fue no dejar abierta la puerta de par en par para que los patriotistas hicieran y deshicieran, muchos de ellos cada vez más rojos y menos anaranjados.
En Relaciones Exteriores, el expredicador bien que intentó satisfacer en todo a la pareja presidencial, siendo el más encarnizado defensor de la masacre de la cumbre de Alaska. Aceptó sin chistar que le impusieran oscuras militantes patriotistas como embajadoras; que luego de nombrado y aceptado por el país amigo no se dejara tomar posesión a otro embajador; que se irrespetaran convenios internacionales para satisfacer caprichos de oscuros jefes de otros ministerios, debiendo retirar propuestas que ya había hecho públicas. Y no sólo eso, le tramitó al presidente el premio Clinton por los programas de combate a la pobreza sin que tales acciones sean evidentes, y gestionó silenciosos viajes para la jefa de la SOSEP y para la Vicepresidenta a un país que ya casi sólo Guatemala reconoce.
Duro trabajo tendrán, en consecuencia, los funcionarios que asuman tales carteras, siendo desde ya dificil el panorama para el aún responsable de SEGEPLAN pues, de asumir la cancillería, tendrá no sólo que respetar la antiguedad y profesionalismo de la mayoría de los que laboran en el MINREX evitando despedir sin ton ni son a funcionarios para nombrar patriotistas, sino que deberá intentar promover en el exterior una imagen supuestamente progresista de un militar que cada día que pasa se enreda más en truculencias, autoritarismos e irrespeto a las normas y las instituciones. Ojalá y no tenga que sacrificar su aún breve y limpia biografía política.
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