También tenemos las visiones idílicas de granjas donde un niño vestido con camisa a cuadros y pantalones de lona con el ruedo volteado ayuda a su padre a ordeñar vacas con una sonrisa de caja de cereal, y el trabajo familiar le enseña los valores que lo convierten en un buen ser humano.
Debemos recortar los extremos y ubicarnos en nuestra realidad, las peores formas de trabajo infantil como las concibe la Organización Internacional del Trabajo (OIT) son una bofetada a la humanidad y al sistema capitalista de producción. En un país donde los adultos no encuentran empleo y los niños deben trabajar, definitivamente algo está mal.
En su página web, consultada el 23 de enero de 2012, la OIT se refiere a este tema de la siguiente forma: “no todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva… El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
….Cuándo calificar o no de “trabajo infantil” a una actividad específica dependerá de la edad del niño o la niña, el tipo de trabajo en cuestión y la cantidad de horas que le dedica, las condiciones en que lo realiza, y los objetivos que persigue cada país. La respuesta varía de un país a otro y entre uno y otro sector”.
No cabe duda que en Guatemala existen algunas de las peores formas de trabajo infantil, las podemos ver en las tortillerías de la capital donde las niñas están encerradas junto a una estufa de gas todo el día, o picando piedrín, o en las coheterías, o en las esquinas de la ciudad haciendo malabarismo con naranjas; esperando a tener edad para poder embuchar gasolina y escupir fuego. Esto es una vergüenza para todos y debemos afrontarla y combatirla.
Ahora bien, hasta la armada más poderosa marcha al ritmo de su nave más lenta y de poco le servirá a la agroindustria azucarera tras el reportaje de Plaza Pública y su amplia difusión explicar cómo desde hace 30 años su estrategia de Responsabilidad Social Empresarial: “hacer negocios con apego a la ética y el cumplimiento de la ley” se ha visto afectada en la opinión pública.
Les costará mucho trabajo comunicar que es precisamente en el área principal azucarera donde la incidencia de pobreza es menor (fuente: ENCOVI), la desigualdad social es menor (fuente: Informe de Desarrollo Humano ONU), la desnutrición es menor y particularmente en niños (fuente: MINEDUC; SESAN y OMS), existe menos conflictividad agraria (fuente: SAA), tiene una dinamización de la economía promedio de 50 centavos por cada quetzal invertido y de los ingresos brutos reparte 52 centavos de cada quetzal en salarios y 48 centavos para el sector patronal. Va a costar mucho trabajo comunicarlo, ojalá se pueda hacer porque explicarlo y sustentarlo no es difícil.
Más de este autor