Una visión retrospectiva de la realidad de los pueblos originarios, mostrará un encadenamiento de sucesos violentos para consolidar el control de la colonización integral de parte de las elites dominantes, la mayoría descendientes biológicos y subjetivos de los invasores que atemorizaron la tierra, como lo señalan Lowell, Lutz y Kramer [1]:
«Estigmas como la corrupción, la impunidad, el engaño y los subterfugios, así como la explotación despiadada, la intimidación por terror y el rechazo descarado de la ley, sellos distintivos de Guatemala hasta el día de hoy, tienen en Pedro de Alvarado un fértil progenitor.»
Los desalojos violentos de comunidades, el encarcelamiento de defensores de la naturaleza, la expropiación de territorios, la salvaje explotación minera amparadas por las leyes de espíritu colonialista, el desprecio hacia la mal llamada «ruralidad», la exclusión de los servicios públicos del Estado, el monoculturalismo educativo, el monopolio de la economía y las finanzas, son el actual estado de la colonización de la naturaleza.
«A comienzos del siglo XXI, pasados quinientos años, la intensidad renovada por la apropiación y explotación de los recursos minerales se expresa en la multiplicación de mega proyectos de extracción en todo el continente. El trauma catastrófico de la conquista y la integración en posición subordinada, colonial, en el sistema internacional, como reverso necesario y oculto de la modernidad, es la marca de origen de lo latinoamericano.» [2]
Y para redondear esa historia oculta, fragmentada y desarticulada en la temporalidad colonialista, dice Cambranes [3]:
«Los tres siglos de dominación colonial, y los más de ciento setenta años de vida nacional, se han desarrollado bajo continuos despojos de tierras a los nativos guatemaltecos, de su explotación individual y colectiva, y de la violencia política que la mencionada clase dominante ha ejercido contra ellos…Esta historia secreta de Guatemala, es la verdadera historia de las clases dominantes que ha habido en el país a lo largo de las distintas épocas históricas, y de todas sus atrocidades.»
A pesar de la colonización, los pueblos han resistido y en los últimos años, posterior al genocidio que no mató el espíritu de lucha por los derechos legítimos y la dignidad colectiva, como brotes de milpas tiernas, en eterna renovación, surgen las luchas a lo ancho del territorio y en el tiempo. Nuevas voces, más sonoras, nuevas expresiones públicas, culturales, sociales y políticas, van llenando los vacíos del silencio y el olvido que se ha querido implantar desde la colonialidad.
[frasepzp1]
Sepur Zarco, el Estor, La Puya y recién la emergencia de las legítimas luchas en el valle de Palajunoj, Quetzaltenango, lugar donde se sitúa el llano del Pinar que, en 1524, fue escenario de la primera lucha de resistencia ante la invasión, son algunos ejemplos de múltiples acontecimientos que se están multiplicando para abatir el colonialismo imperante.
Indudablemente, no es fácil la descolonización, salir del extractivismo generalizado no solo de minerales y superar la sociedad del crecimiento y del desperdicio, a menos que haya un cambio, cultural y político, profundo de las estructuras mentales y cognitivas, que están atravesadas por los patrones consumistas del modo de vida dominante y que nos expropia de los más valioso que tenemos, la identidad y la conciencia de la diversidad cultural que nos caracteriza.
Superar el racismo, el patriarcado, la pobreza, la desigualdad, la alienación de los estratos urbanos, abatir las exclusiones solo es posible a través de la vía política, pero sustentada en conocimiento de la historia, lo más objetiva posible, del fortalecimiento de nuestras identidades, de disfrutar de procesos educativos que formen masa crítica y de recuperar las practicas ancestrales de solidaridad y creadoras de comunidad en todos los ámbitos de la vida social.
De esa manera el acceso al poder político y a la posibilidad de refundar el Estado deja de ser una utopía inalcanzable y con ello, dejar una herencia de justicia, propiciando para nuestra descendencia caminos planos y caminos anchos.
[1] Lowel, W. George. ATEMORIZAR LA TIERRA. F&G EDITORES. Guatemala 2016.
[2] LA NATURALEZA COLONIZADA. VLACSP. Argentina 2011
[3] CAMBRANES JULIO CESAR. 500 años de lucha por la tierra. FLACSO, Guatemala, 1992.
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