Para incentivar el diálogo, el debate y la argumentación se han creado diferentes estilos de enseñanza activa. En estos sistemas, el profesor deja de ser la fuente del conocimiento y se convierte en una guía. En un intermediario entre los alumnos que entre sí van descubriendo conocimiento y aprendiendo a ceder, perder, argumentar, etc.
Aplicar estos sistemas en mis clases no ha sido fácil. Aun cuando se siguen los métodos, el alumno tiende a tener miedo cuando se comunica. Y cuando se ...
Para incentivar el diálogo, el debate y la argumentación se han creado diferentes estilos de enseñanza activa. En estos sistemas, el profesor deja de ser la fuente del conocimiento y se convierte en una guía. En un intermediario entre los alumnos que entre sí van descubriendo conocimiento y aprendiendo a ceder, perder, argumentar, etc.
Aplicar estos sistemas en mis clases no ha sido fácil. Aun cuando se siguen los métodos, el alumno tiende a tener miedo cuando se comunica. Y cuando se generan discusiones, una de dos: se convierten en peleas y termina en violencia o, para evitar lo anterior, se prefieren guardar las ideas y no exponerse a defenderlas. Esta situación no es exclusiva de los alumnos, creo que nos sucede a los ciudadanos guatemaltecos en general, tendemos al mutismo o a la violencia en el ejercicio del diálogo.
El martes pasado varios columnistas de Plaza Pública fuimos invitados a un conversatorio en el que con valentía le contamos al público por qué escribimos, nuestras filias y fobias y cómo vemos a Guatemala. También se aprovechó para exponer nuestra postura respecto a la eliminación del blog La vida (parcialmente) examinada. Digo valentía, porque yo tenía un poco de miedo, las críticas y comentarios que se le han hecho a mis ideas en este blog las he trabajado con un monitor de por medio y no frente a personas de carne y hueso. Por lo que la exposición en persona era algo diferente.
Para mi sorpresa, no recibí ninguna pregunta ni comentario en vivo: mutismo total. Sin embargo, sí me escribieron en twitter y al día siguiente en la entrada, que yo bauticé autocensura. La persona que me escribió en twitter estaba en desacuerdo con mi postura respecto a lo sucedido en Plaza Pública. Mi postura la dejé muy clara en la entrada que salió publicada al día siguiente del evento, probablemente en el evento no fui clara pero la persona no me preguntó ni se acercó a mí. Prefirió usar el twitter y así esconderse atrás del monitor.
Escondernos es lo que nos permite expresarnos violentamente. La falta de cultura de diálogo y argumentación nos enojan y las nuevas tecnologías nos permiten mediante el anonimato, que no necesariamente es no decir nuestros nombres sino el hecho de que no nos conozcamos, faltarnos el respeto. Creo que esa falta de respeto es una etapa primitiva para darle inicio a la cultura del diálogo. Y por eso aunque no me guste que no me pregunten en persona y así me permitan explicarme mejor, está bien que me griten en twitter, lo prefiero al mutismo.
Entiendo este blog como un espacio en donde podemos gritarnos, porque eso es mejor que el mutismo y con el tiempo nos llevará a tolerarnos y aprender más sin juzgar de antemano. Las nuevas tecnologías son ese nuevo estilo de aprendizaje activo, por eso son tan valiosas en culturas como la nuestra donde nos da miedo expresarnos, donde no nos permitimos el diálogo cara a cara.
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