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Museo para conservar la moda

“Son piezas delicadas a las que se les realiza revisiones periódicas. A pesar de ello, aunque la pieza se encuentre en un estado adecuado, la oxidación natural de los hilos produce que, con un mínimo roce, puedan caerse botones, lentejuelas o pedrería”, explican responsables de la restauración de la Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa. Caídas que suponen en la mayoría de los casos una modificación del patrón original ante la imposibilidad de conocer la ubicación del adorno perdido.
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Museo para conservar la moda

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Un valor patrimonial incalculable cuya conservación se ha perfilado como un desafío ante el paso del tiempo. Trajes con vocación inmortal para los que se han aplicado las últimas tecnologías para su almacenaje y mantenimiento. La reina Sofía lo ha inaugurado el martes pasado en el País Vasco. Se trata del Museo Cristóbal Balenciaga Museoa.

Un proyecto en el que no sólo se ha buscado luchar contra los años, sino también contra el espacio. Más de 1,200 piezas —entre textil y complementos— descansarán en salas climatizadas. El espacio contará con una pequeña biblioteca donde archivar y clasificar importante documentación sobre la vida y obra de este creador que vistió a algunas de las mujeres más poderosas y bellas del mundo. Las mexicanas María Félix o Frida Kahlo vistieron sus diseños. La actriz Salma Hayek también optó por un Balenciaga para contraer nupcias.

Módulos contra el tiempo

La labor de mantenimiento comienza en el almacén del Museo en Getaria. En él se ha desarrollado un sistema único de almacenaje de alta densidad equipado con barras colgadoras. “Se trata de unos módulos con una capacidad de 90 piezas cada uno en los que se ha prestado especial importancia a la suspensión y sistema de freno evitando así que las piezas se vean dañadas por las vibraciones”, explica Iñigo Eguren, director de Grupo Eun

“Son piezas delicadas a las que se les realiza revisiones periódicas. A pesar de ello, aunque la pieza se encuentre en un estado adecuado, la oxidación natural de los hilos produce que, con un mínimo roce, puedan caerse botones, lentejuelas o pedrería”, explican responsables de la restauración de la Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa. Caídas que suponen en la mayoría de los casos una modificación del patrón original ante la imposibilidad de conocer la ubicación del adorno perdido.

Guardián de los complementos

Balenciaga, arquitecto de la costura, prestó especial interés por los complementos. “Son diseños muy especiales y variados que se deben conservar en espacios amplios y adaptables. Ante esta necesidad, hemos desarrollado una solución técnica que consiste en la instalación de cajones extraíbles que cuentan con guías telescópicas para evitar tensiones”, detalla Eguren. Más de dos metros para cada compartimento que pueden adaptarse a aquellos complementos que tengan algún elemento con una envergadura superior a la estipulada, como puede ser el caso de los sombreros.

Un sistema que servirá de solución también para trajes, especialmente los de noche, cuyos tejidos resisten mal el paso del tiempo. Es el caso de vestidos con bordado sobre tul que no pueden ser colgados en perchas puesto que su propio peso hace que la tela se ceda. “En estos casos hemos tomado una medida de precaución que consiste en mantenerlos extendidos en estos cajones, con un cojín especial en su interior para evitar deformaciones, lo que nos permite por otra parte enseñar estas prendas a los especialistas sin necesidad de sacarlas de su compartimento”, explican los expertos de la Fundación.

La magia de conservar

“Un traje de estas características puede mantenerse durante mucho tiempo en  condiciones idóneas”. Una afirmación que aúna horas de trabajo para la restauración y conservación de estas piezas.

 

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