Sin embargo, este día debe ir más allá de los mensajes que compartimos, debe ser un día en el cual reflexionemos el camino que ha tenido que recorrer la mujer en su lucha por la igualdad. El propósito de este día según su impulsor, la Organización de las Naciones Unidas, es el reconocimiento de los derechos de la mujer y fomenta el derrumbar aquellas barreras que nos limitan. Estas barreras principalmente se refieren a los estereotipos y las actitudes de quienes visualizan a la mujer como un ser inferior y por lo tanto la vedan de sus derechos. Si bien es cierto que el movimiento feminista ha ganado batallas importantes a favor de la igualdad de la mujer, en el siglo XXI a las mujeres se nos siguen negando nuestros derechos. Por ejemplo, nuestros derechos sexuales y reproductivos. Lo más penoso es que el discurso a favor de limitar el acceso a la salud reproductiva específicamente los anticonceptivos, lo manejan principalmente los hombres.
Es realmente lamentable que en el siglo XXI a las mujeres se nos quiera negar el acceso a métodos anticonceptivos y el derecho a decidir sobre nuestro sistema reproductivo y sexual. Un claro ejemplo es el debate sobre si los seguros médicos de las mujeres deben cubrir el acceso de anticonceptivos o no, que actualmente ocurre en Estados Unidos. Una de las principales promesas de campaña de Obama fue la reforma a la salud pública específicamente que el seguro social fuera universal. Dicha ley dicta que toda institución o empleador dentro del seguro médico debe obligatoriamente proveer a sus empleadas, si estas lo desean, acceso gratuito a anticonceptivos. Debido al rechazo que recibió la medida de parte de las instituciones religiosas, Obama modificó la medida para no infringir la libertad de religión. Se hizo entonces una excepción a las instituciones religiosas, ya que no están forzadas a proveer directamente anticonceptivos a sus empleadas, sino la aseguradora médica será la responsable de proveérselos. A pesar que esta nueva medida es bastante conciliatoria, los legisladores republicanos han propuesto una nueva ley la contesta.
La actual legislación justifica el acceso gratuito de anticonceptivos como método de salud preventiva, sin embargo la ley impulsada por los republicanos insiste en que esta limita la libertad de religión. Por lo tanto, el Congreso realizó una audiencia para escuchar dicho debate, la cual se llevó a cabo el pasado 15 de febrero. Sin embargo en esta solo expusieron testigos a favor de la prohibición, ya que se les negó la entrada a los testigos que iban a declarar en contra de ella. El panel de expositores estaba conformado por ocho hombres y solo dos mujeres, lo que instigó a muchas congresistas a abandonar dicho diálogo. El testigo principal en contra de negarle el acceso gratuito de anticonceptivos a las mujeres era una estudiante de leyes de Georgetown. La justificación de los republicanos de no escucharla fue porque el debate era sobre libertad de religión y no tenia nada que ver con la mujer ni su salud. Lo que me parece una ridícula excusa ya que dicha medida tiene un efecto directo en la salud reproductiva de las mujeres.
La estudiante, Sandra Fluke tuvo la oportunidad de exponer sus argumentos unas semanas más tarde. Su principal argumento en que los anticonceptivos son una medida de salud preventiva y según la ley en Estados Unidos estas deben ser cubiertas por los seguros médicos. Las instituciones religiosas argumentaron que los anticonceptivos solo promocionan el libertinaje, lo que va en contra de su código moral. Sandra señaló que muchas mujeres necesitan los anticonceptivos por motivos de salud que no se refieren a la prevención del embarazo. Por ejemplo hay mujeres que necesitan tomarlos para curar trastornos en su sistema reproductivo, como lo son los ovarios poliquísticos. Si dichas condiciones no son tratadas, pueden resultar en consecuencias devastadoras como cáncer e infertilidad. Para concluir, Sandra Fluke señaló que esto no es una guerra en contra de la religión sino una lucha para asegurar la salud reproductiva de las mujeres.
A los días de su exposición, Sandra fue atacada por un presentador conservador de radio, Rush Limbaugh. Este personaje la llamo prostituta, ya que según su pobre entendimiento él aseguraba que ella quería que le pagaran por tener sexo. También declaró que la joven necesitaba los anticonceptivos porque vivía una vida de libertinaje y que por lo mismo debería de filmar sus aventuras sexuales y hacerlas públicas. Estas declaraciones son realmente repugnantes y deben ser repudiadas, ya que es inaceptable denigrar a una mujer que exige su derecho a una vida sexual y reproductiva sana. Esta joven tuvo la valentía de darle una voz a todas aquellas que no la tenían. Sin importar de qué lado del debate nos encontremos, las mujeres nos debemos apropiar de los discursos que nos afectan directamente y no permitir que sean los hombres quienes tomen decisiones sobre nuestros cuerpos.
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