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Momentos épicos

Atrás está él, con una sonrisota que es todo dientes y una pizca de burla inocente. Sabe lo que hizo. Pero también sabe que no es problema. Que él, ellos, tus complices, se pueden permitir esas libertades y no pasa nada. Un segundo después llega el otro y su sonrisa deformada por el snorkel no da lugar a dudas: está feliz de estar de nuevo en el agua.
Tipo de Nota: 
Opinión

Momentos épicos

07 de Abril de 2014
Palabras clave

Vas nadando y sentís que una mano te pega en pie. Vas sumido en tus pensamientos, disfrutando el reencuentro con tus pulsiones más básicas: brazada, brazada, brazada, respiración. Brazada, brazada, brazada, respiración y dale a patalear corrido, rítmico, poderoso.

Es casi como un mantra y cuando lográs el rítmo -para mí, deficiente en las cuestiones musicales y rítmicas siempre ha sido difícil encontrar el rítmo-, cuando lo logras es maravilloso. Te das cuenta que tu cuerpo funciona, que puedes hacer cosas con tu humanidad que van más allá de desplazarte torpemente por la tierra y desparramarte en un sofá. Son momentos épicos.

Y allí estás, sumido en tus pensamientos, rodeado de agua a la temperatura exact...

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