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México, 2015 (1)

Aunque expresión legítima, en la experiencia mexicana el voto nulo no logró (por lo menos desde 2009) restarle poder al PRI. Tampoco ayuda en la conformación de estructuras de bloqueo.
Tipo de Nota: 
Opinión

México, 2015 (1)

02 de Junio de 2015
Palabras clave

Lo primero, una aclaración más que necesaria. Escribo estas líneas en referencia a lo que sucede en México respecto a las elecciones legislativas que se llevarán a cabo el domingo 7 de junio. Entonces, las conclusiones que de este artículo se puedan extraer se enmarcan por fuerza en un contexto con las siguientes variables: 1) un régimen presidencial que ha transitado del hiperpresidencialismo a una situación de presidencialismo debilitado (sin caer en entrampamiento legislativo), 2) un régimen presidencial que gobierna en mancuerna con un partido minoritario y c) una estructura de partidos que son máquinas electorales, territoriales, y que definen proyectos ideológicos claros.

Dicho lo anterior, entremos en materia.

Algunas generales del proceso electoral que está por suceder. La elección del 7 de junio es intercalada (es decir, sucede en fecha diferente a la elección del presidente). Renueva toda una élite parlamentaria en dos niveles: federal y local. Son más de 2 150 cargos a optar por sufragio directo. Si gusta, desglosemos el tamaño del leviatán: 500 curules de la Cámara de Diputados federales, 9 gubernaturas, 641 diputaciones en 17 entidades, 993 alcal...

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