omitiendo información de interés público sobre cómo se financian los programas asistencialista. Lejos de informar verazmente, y explicar el origen de los fondos de estos programas, ponen el énfasis en la construcción de un discurso uniforme cargado de propaganda en cual proyectan ideas mesiánicas y refuerzan el eslogan oficial: Cristiano, Socialista y Solidario.
La tesis anterior forma parte de los hallazgos del más reciente estudio Medios, Ciudadanía y Clientelismo Político, del Observatorio de Medios del Centro de Investigación para la Comunicación, CINCO, el cual intenta desconstruir el discurso de los medios oficiales y medios independiente en torno al tratamiento que otorgan a los programas de corte clientelistas: Hambre Cero, Usura Cero, Bono Solidario, Calles para El Pueblo, Techo para El Pueblo, entre otros programas.
El fenómeno del clientelismo político, aunque no es propio de la actual administración pública, sino que se trata de unas de las prácticas más viejas, heredada a la clase política criolla por la colonia, como afirma el politólogo Emilio Álvarez Montalván (Cultura Política Nicaragüense: 2006), su visión es retomada por los medios oficiales y oficiales mediante el siguiente esquema: un patrón o líder; un mediador (es) representado por los que ejecutan los programas clientelistas; y un beneficiario (a) representada por su militancia.
La existencia de esta estructura cerrada, ratifica que en los medios oficiales no hay cabida para otros actores que disienten con estos programas asistencialistas. Todas las opiniones y miradas que se vierten desde estos espacios están cargadas de una retorica triunfalista, en el cual intentan hacer creer que estos programas están dando repuestas a demandas estructuralistas de la ciudadanía en materia de: salud, educación, vivienda, empleo, garantía alimentaria. Se trata de medios de comunicación donde omite información de interés público y se pone el énfasis en la manipulación de ideas a favor de un proyecto político.
La saturación de propaganda sobre los programas asistencialistas evidencia que el conglomerado de medios audiovisuales y digitales afines al partido de gobierno, lejos de funcionar bajo la misma lógica de órganos oficiales del Estado, -y muchos menos como radio y televisión pública- tienen como misión reforzar los mensajes de clientelismo político e intenta otorgar credibilidad a estos programas, para incrementar la simpatía política a favor del presidente, materializando de esta forma, la estrategia de comunicación oficial que se tejió en 2007, donde se estableció como principio de propaganda “no contaminar el mensaje por otros medios”.
El estudio plantea que también los medios independientes están en deuda con las audiencias y lectores. Después de casi 6 años, los medios no han podido informar con precisión cuál es el origen de los fondos de estos programas de corte clientelista. De acuerdo al monitoreo e investigación documental, los medios independientes después de 2007 y 2008, han reducido el número de publicaciones, ¿estos hallazgos obedecen únicamente a la falta de acceso a la información pública o el tema ha perdido interés en las salas de redacción?
En un país con instituciones medianamente democráticas los medios oficiales, se caracterizan por ejercer la valiosa función de informar a la ciudadanía sobre el quehacer de la administración pública, y aunque por naturaleza los medios oficiales tienen un discurso interesado a favor del poder, sus periodistas hacen los mayores ensayos profesionales fijando mecanismos de autorregulación donde definen categóricamente que su rol es informar no hacer propaganda, respetando el derecho a la información de las audiencias y lectores.
Como se constata en la presente investigación, los medios de comunicación oficiales carecen de estas prácticas, lo saludable sería dar ese salto profesional estableciendo mecanismos de autorregulación, donde abandonen la retorica y la propaganda, y sirvan más información sobre la administración pública y no en función de una persona, porque al final tienen el compromiso público de cumplir con el derecho a la información; y además deben recordar que el grueso del presupuesto con el que operan, proviene de publicidad pagada con los recursos de todos los nicaragüenses.
* Publicado en Confidencial, 4 de octubre
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