La única forma de entender racionalmente las últimas acciones de Jimmy Morales es como los estertores finales de su gobierno, la peor de sus comedias. Por cierto, todas son malas, acciones desesperadas por sentirse acorralado por su destino inexorable de figurar como uno de los peores presidentes de Guatemala, bien conocido por corrupto, ladrón, borracho, inepto, ignorante, mentiroso, agresor de mujeres, servil y traidor, ente una lista vergonzosamente larga de defectos y vicios.
...
La única forma de entender racionalmente las últimas acciones de Jimmy Morales es como los estertores finales de su gobierno, la peor de sus comedias. Por cierto, todas son malas, acciones desesperadas por sentirse acorralado por su destino inexorable de figurar como uno de los peores presidentes de Guatemala, bien conocido por corrupto, ladrón, borracho, inepto, ignorante, mentiroso, agresor de mujeres, servil y traidor, ente una lista vergonzosamente larga de defectos y vicios.
Conforme se acerca el final del gobierno de Morales, los únicos defensores que le van quedando son las expresiones del radicalismo más rancio de Guatemala: el pacto de corruptos y fanáticos religiosos y militares. Tal como lo muestra la última medición de aprobación pública de los mandatarios de América, con tan solo 19 % y únicamente superado por Nicolás Maduro, de Venezuela, la gran mayoría de la ciudadanía guatemalteca lo reprueba y rechaza.
Es en este marco en el cual Jimmy Morales se atrevió a atacar a la organización Acción Ciudadana, capítulo guatemalteco de Transparencia Internacional, que ostenta un prestigioso e impresionante historial de valentía y efectividad en la lucha contra la corrupción y de trabajo en pro de la transparencia. Por ser una entidad independiente que no se ha doblegado a los antojos de una caricatura de dictador, Jimmy Morales recurrió a un chisme, a una mentira, espetando un supuesto uso de fondos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, lo cual tanto esa entidad como Acción Ciudadana ya desmintieron. Como si Jimmy Morales tuviese solvencia moral para ese tipo de acusaciones: ¡un ladrón y corrupto queriendo denunciar malos manejos! No es chiste, sino un insulto.
[frasepzp1]
También en ese marco de angustia porque se acaba su caricatura de gobierno es que él ha decidido cerrar la embajada guatemalteca en Estocolmo al coro de su séquito de secuaces, igual de ineptos, corruptos y ladrones. Ha sido el turno de Jafeth Cabrera y de Sandra Jovel de salir a la palestra pública a demostrar lo ignorantes o mentirosos que son alegando «reorganización de prioridades del servicio exterior» o que «la relación comercial y de apoyo es casi nula con Suecia». Basta con una búsqueda en Internet para entender el altísimo valor de la cooperación sueca, no por grandes volúmenes comerciales o cantidades de dinero.
Tal como lo dice su página web oficial, la «cooperación sueca al desarrollo con Guatemala apoya al país en la implementación de los acuerdos de paz y contribuye al fortalecimiento de la democracia, el respeto a los derechos humanos, la consolidación de la paz, la reducción del nivel de violencia y la reducción de la pobreza. Las actividades también contribuirán a la igualdad de género y mejores posibilidades para los pueblos indígenas […] Los principales grupos meta de la cooperación al desarrollo con Guatemala son los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y las niñas, y los jóvenes. En especial, se enfoca en las mujeres y niñas pobres de los pueblos indígenas. Esos grupos son los más discriminados y los que tienen las menores posibilidades de ejercer sus derechos».
Además de ser un país ejemplo mundial en transparencia y desarrollo, Suecia no basa su cooperación en sobornos, como el escándalo en el pasado con Taiwán, o la cooperación estadounidense actual, caracterizada por los recortes a la ayuda y por las amenazas de Donald Trump. ¡Vaya política exterior! Renunciar a la cooperación legítima al tiempo que se demuestra servilismo al agresor y corrupto.
Tal como admitió el mismo Jimmy: «Seamos serios, hombre. ¡El comediante he sido yo!».
Más de este autor