Maletas hechas

Estoy empezando un viaje de nueve meses, un viaje en el que comparar sistemas, situaciones, leyes, religiones y formas de entender el mundo serán el destino. Tengo la dicha de ser una becaria Fulbright y de experimentar la ciudad de Washington y sus globales habitantes. La experiencia es un gran regalo, uno que siempre deseé.

Sin embargo, durante el proceso ha tenido sentimientos encontrados. Me gusta desafiarme, éste seguramente será un desafío académico pero ante todo es un desafío emocional del cual ya empecé a aprender.

Las becas Fulbright se otorgan a estudiantes de pos grado en todas partes del mundo. En Guatemala la beca nos la ganamos cinco personas, de las cuales dos somos mujeres y tres son hombres. Aunque el número refleja la búsqueda de equidad de género en la selección de los becarios, me comentaron que en nuestro país es más común que quienes aplican sean hombres.

La razón es que la mayoría de mujeres a la edad en la que pueden aplicar (25 a 35 años comúnmente) se enfrentan a la disyuntiva entre carrera profesional versus vida personal. Estudiar afuera en muchos casos destruye las relaciones amorosas lo cual hace que muchas pongan en la balanza esta decisión. Esto aplica tanto para hombres como para mujeres pero en los hombres parece que no es un tema que los haga decidir quedarse.

En el caso de las mujeres tiende a ser diferente, lo cual es un típico reflejo del machismo imperante. En mi caso, varias personas me preguntaron qué pensaba mi pareja respecto a irme, insinuando que cómo era posible que me dejara ir.

En mi maleta lo más importante y necesario que empaqué es la seguridad que el hombre a quien amo me da. Respetarme como ser digno con sueños y expectativas en la vida es mi más valiosa pertenencia. Gracias a que él me ve como un ser libre, yo no tengo que decidir entre tener una familia o tener una carrera. No porque él sea quien decida si me voy o no, sino porque siempre encuentro en él un propulsor de mis sueños.

Uno puede nacer en una familia con valores machistas, lo cual tiende a ser la regla en nuestra sociedad, pero comprender la necesidad de eliminar de esa estructura valores que destruyen y no edifican una sociedad mejor es necesario. Ojalá que pronto sean muchas más mujeres las que hagan maletas para poder cumplir sus sueños.