Si lo aplicamos a Guatemala, no me queda más que decirle a los pobres niños que “a mal palo se arrimaron”. Y esto a pesar de que mucha gente tiene la errónea creencia que el futbolista es bien pagado y es privilegiado en comparación al trabajador promedio en Guatemala. Coincido en que somos privilegiados y somos bien pagados, si y solo si tienes la suerte de llegar a instituciones regulares como Municipal, Marquense, Antigua, Xelajú y ahora Comunicaciones (aunque por mucho tiempo el estar en ...
Si lo aplicamos a Guatemala, no me queda más que decirle a los pobres niños que “a mal palo se arrimaron”. Y esto a pesar de que mucha gente tiene la errónea creencia que el futbolista es bien pagado y es privilegiado en comparación al trabajador promedio en Guatemala. Coincido en que somos privilegiados y somos bien pagados, si y solo si tienes la suerte de llegar a instituciones regulares como Municipal, Marquense, Antigua, Xelajú y ahora Comunicaciones (aunque por mucho tiempo el estar en el equipo crema era cuestión de status porque tenían más deudas que Don Ramón, el del Chavo del Ocho). Pero si por cosas de la vida y del futbol prestas tu servicio a otros equipos ya sabes que corres con el riesgo que no te paguen lo que por contrato te corresponde. Ya sea por deficiencias de sus directivos al elaborar un presupuesto irreal o que a la eficiente liga nacional se le ocurra adelantar las fechas del torneo y en vez de jugar 10 meses, se jueguen 8 (que por contrato al jugador deben pagarle 10 cuotas en el año) llevándote a demandar a ese equipo ante la federación y cobrar esas dos cuotas restantes después de un año de demanda y aun así, te quieren pagar por “visa cuotas”.
Es una realidad que se vive en el futbol últimamente y que nuestras autoridades se hacen los ciegos y no toman acciones para evitar estos atropellos por parte de los equipos y de la liga (de cualquier división). Así que mi consejo a los niños es (y el consejo que le daré a mis hijos) que si se quieren meter al futbol ya están bajo aviso de la realidad que se toparán en sus carreras. Que aguanten y que se administren lo mejor posible mientras su carrera dure o mientras llegue alguien cuerdo y con mano dura a los puestos altos de nuestras autoridades y cambien el modus operandis de una “industria” que cada vez más atropella a su mano de obra.
Y después dicen que el jugador de futbol no juega por amor a la camisola. Más que amor por la camisola, jugamos por amor a nosotros mismos. Porque con tres meses de deuda, no creo que haya alguien que ame la empresa donde trabaja.
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