Quienes me lo han pedido son jóvenes en su mayoría. Me alegra muchísimo porque se percibe entonces un renacer de la vocación por la lectura y, en consecuencia, el noble deseo de ser escritor. Así pues, les traslado mi poco haber en el camino recorrido en la narrativa.
Alguien me preguntó: «¿Cómo asume usted los personajes principales y los personajes secundarios?». Razón tenía en cuanto a sus dudas. Hoy, en las redes sociales, se encuentran muchas definiciones provenientes de fuentes d...
Quienes me lo han pedido son jóvenes en su mayoría. Me alegra muchísimo porque se percibe entonces un renacer de la vocación por la lectura y, en consecuencia, el noble deseo de ser escritor. Así pues, les traslado mi poco haber en el camino recorrido en la narrativa.
Alguien me preguntó: «¿Cómo asume usted los personajes principales y los personajes secundarios?». Razón tenía en cuanto a sus dudas. Hoy, en las redes sociales, se encuentran muchas definiciones provenientes de fuentes diversas. Ciertamente, algunas confunden.
Yo preferí —para mejor explicarle— abordar exclusivamente al personaje principal. El tiempo que teníamos para dialogar era corto. Así el momento, le conté la manera como yo plasmo a ese protagonista en mis obras, la cual detallo en los siguientes párrafos.
- Debe ser visto desde diferentes enfoques: con un antes y un después en relación con el momento que está viviendo en la obra, describirlo como si se lo conociera en el día a día, encarnarlo, ponerse en sus zapatos muchas veces. Y de allí brotarán sus emociones, descripciones físicas, cualidades, defectos y otras características que llamarán al lector a no perderlo de vista. Me refiero a los momentos aquellos cuando el lector haya cerrado el libro. Si el lector olvida al protagonista principal, olvidará el libro sin haber terminado de leerlo.
- No deben dejarse de lado las siguientes posibilidades: muchas veces el protagonista de la narrativa (cuento, novela u otro género inmerso en ella) no es más que el reflejo de uno mismo. Y si se cae en la cuenta de ello, el escritor debe ser objetivo e imparcial. Hay que tener claro cómo me miro yo, cómo veo a mi protagonista, cómo verán mis lectores al protagonista (a título de probabilidad) y cómo realmente es en la obra.
- Podrá haber otro protagonista principal u otros protagonistas principales. Ello dependerá del tamaño de la obra. Si es una novela corta, no es aconsejable. Menos si es un cuento corto. Y no se debe olvidar que, para escribir una novela larga, se necesita de alguna experiencia previa en la narrativa corta.
- En caso de que se trate de una novela histórica, es aconsejable no ampararse exclusivamente en datos bibliográficos. A mi juicio, es preciso hacer investigación de campo sin importar el tiempo transcurrido entre los hechos sucedidos y el momento en que se escribe. Como ejemplo, desde el año 2015 estoy en la búsqueda de Antonio de Valdivieso, un obispo que fue martirizado en León Viejo, Nicaragua, a mitad del siglo XVI. A pesar de que ya hice acopio de cuanto documento hay acerca de dicho personaje, realicé una primera visita a Nicaragua. Fui a León, a León Viejo, a Granada y a otros lugares donde incursionó como prelado en aquella época. Y no fue suficiente. En breve debo regresar al puerto de El Realejo de la Concepción, a la isla de Juan Venado, así como retroalimentar lo vivido en las catacumbas de la catedral de León y hacer una revisión visual en Granada.
- Para concluir, en relación con los personajes principales de las obras históricas, muy importante es entrevistar a personas que saben de ellos. Tanto por lectura documental como por oralidad. La oralidad es muy importante si se sabe penetrar en ella. A guisa de muestra, en Sutiaba (hoy convertido en un barrio de León, Nicaragua), a pesar de que fue un pueblo sometido a la aculturación durante cierto lapso del siglo XVI, encontré una casi omnipresencia de uno de sus principales caciques (también martirizado) cinco siglos atrás.
Espero haber llenado algunas expectativas de mis jóvenes lectores (y de otros no tan jóvenes) al compartirles, reitero, mi poca experiencia. No soy un literato consumado. Quizá solamente un atrevido que los invita a ustedes a ser otros atrevidos en el fascinante mundo de la literatura.
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