Más preocupante aún es que de este 58%, el 16% vive en pobreza extrema lo que significa que subsisten con menos de $1.58 diarios.
La pobreza en nuestro país se concentra en el área rural, donde vive el 75% de las personas pobres, ya que vivimos con un sistema completamente centralizado en el área metropolitana. Exceptuando el departamento de Guatemala, en el resto de los departamentos más de la mitad de su población es pobre y en muchos municipios estos índices se elevan al 90%. Según ...
Más preocupante aún es que de este 58%, el 16% vive en pobreza extrema lo que significa que subsisten con menos de $1.58 diarios.
La pobreza en nuestro país se concentra en el área rural, donde vive el 75% de las personas pobres, ya que vivimos con un sistema completamente centralizado en el área metropolitana. Exceptuando el departamento de Guatemala, en el resto de los departamentos más de la mitad de su población es pobre y en muchos municipios estos índices se elevan al 90%. Según el estudio mencionado, los departamentos con los índices más altos de pobreza son Alta y Baja Verapaz con 84% y el municipio más pobre del país es Santa Bárbara de Huehuetenango con un 97.7%. Este Mapa de Pobreza, nos muestra que el mayor porcentaje de pobreza se concentra en el altiplano del país: Alta Verapaz, Baja Verapaz, Huehuetenango y Quiché.
Resulta irónico que los departamentos más pobres poseen tierras ricas y fértiles, por lo que podemos asumir que son otras las variables que no permiten a estas poblaciones la opción de una vida digna ni oportunidades para su desarrollo integral. La desigualdad juega un rol muy importante, ya que las brechas de la riqueza y la pobreza son cada día más grandes. Según el Banco Mundial, Guatemala es uno de los países más desiguales de Latinoamérica, ya que el 2% de la población controla la mayoría de la riqueza. Otros factores como la falta de trabajo y acceso a oportunidades contribuyen a la persistencia de la pobreza. Contrario a los estereotipos que manejamos, las personas lo que piden es acceso a un trabajo digno y no que les regalen las cosas. Si bien es cierto que los programas asistencialistas son necesarios como punto de partida, deben ser parte de un proceso integral. Este proceso debe incluir otros programas que estén diseñados para atacar las diferentes problemáticas de la pobreza y atender las diferentes necesidades de la población.
Una medida que ha resultado exitosa en combatir la pobreza en varias partes del mundo han sido los programas de financiamiento a través de los microcréditos. Sin embargo, los programas que han sido exitosos no se basan en el financiamiento local tradicional que ya conocemos, ahora la tendencia es crear fuentes de trabajo paralelamente al financiamiento de microcréditos. Esto significa que estos programas impulsan la inversión en las pequeñas y mediana empresas, lo cual resulta en creación de nuevas fuentes de trabajo. Tradicionalmente se acostumbraba solo dar financiamiento a las comunidades a base de préstamos individuales y familiares, y se invertía muy poco en los negocios y las empresas. Sin embargo las organizaciones sin fines de lucro se han dado cuento que los programas no se deberían de limitar solamente a préstamos, sino que promover la inversión en los negocios locales. Esto ha resultado en la creación de una cultura emprendedora que se vuelve autosostenible e independiente del asistencialismo.
Un ejemplo claro del éxito que estos programas pueden tener es el actual caso de Haití y la organización sin fines de lucro, Poverty Resolutions. Esta organización ha enfocado sus esfuerzos en prestar microcréditos a las familias afectadas por el terremoto y al mismo tiempo ha invertido en la creación de nuevas empresas. El método es simple: la organización trabaja recaudando fondos y estos después se invierten en Haití. Lo interesante es que la organización da préstamos a los individuos que tienen establecido un plan de negocio. Esto ha resultado en la creación de empresas nuevas que benefician a toda la población, como los criaderos de tilapias, que no solamente representan nuevas fuentes de trabajo sino que le ha proveído a la población la proteína que antes no tenían. Esta iniciativa también ha desarrollado un programa de educación que da las herramientas necesarias a los pequeños empresarios para ser autosostenibles.
El financiamiento de microcréditos locales ha transformado a las poblaciones más pobres del Tercer Mundo y presenta una solución con impactos inmediatos al igual que impactos a largo plazo.
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