La realidad es que los plásticos de un solo uso terminan ensuciando el medio ambiente en parte por el comportamiento irresponsable de las personas. Pero también por los sistemas deficientes de gestión de desechos en muchos países, incluyendo los nuestros.
En Centroamérica existen varias iniciativas de prohibición del plástico de un solo uso. Guatemala ya cuenta con prohibiciones específicas, como las de Acatenango (en el departamento de Chimaltenango), las de San Miguel Petapa y Villa Canales (Guatemala), las de Antigua (Sacatepéquez) y las de San Pedro La Laguna (Sololá). Estos acuerdos se enfocan en prohibir bolsas, pajillas y desechables de duropor, los cuales les han generado ingresos alternativos a las municipalidades debido a las multas: de hasta Q15,000 ($2,000) a empresas o negocios que comercialicen este tipo de productos y que se duplican si hay reincidencia. Pero estos municipios también promueven el uso de servilletas, bolsas de tela y papel, canastos y empaques biodegradables e incluso hojas de plátano. Todavía no se conoce un efecto claro de estas prohibiciones, pero es importante monitorearlas, pues son pioneras en la región.
Por su parte, Costa Rica anunció en 2017 una estrategia para eliminar todas las formas de plásticos de un solo uso a partir del 2021 y reemplazarlas en seis meses por alternativas biodegradables. El objetivo es eliminar no solo las bolsas y botellas de plástico, sino también otros artículos como cubiertos de plástico, pajillas, envases de poliestireno y agitadores de café. La estrategia promueve la sustitución del plástico de un solo uso mediante cinco acciones: 1 ) incentivos municipales, 2) políticas y directrices institucionales para proveedores de plástico, 3) reemplazo de productos plásticos de un solo uso, 4) investigación y desarrollo y 5) inversión en iniciativas estratégicas. Lo importante de este ejemplo es que la medida les brinda a los involucrados un tiempo prudencial de preparación y adecuación. Pero, por otro lado, la biodegradación en seis meses es poco factible en rellenos sanitarios, además de que no se conocen del todo bien los impactos ambientales de masificar los productos sustitutos.
[frasepzp1]
Chile cuenta con su Ley Marco para la Gestión de Residuos, la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y el Fomento del Reciclaje. Merece destacar el tema de la REP, ya que la ley dice que «los productores son responsables de la organización y el financiamiento de la gestión de los residuos de los productos prioritarios que comercialicen en el país». Con relación al plástico, la ley chilena obliga a los productores de resina y de otros productos plásticos como embalaje y envases a invertir en los sistemas nacionales de recolección y reciclaje. Esta es una ley innovadora, pues demuestra una hoja de ruta potencial con relación a la gestión efectiva de todos los desechos, incluyendo el plástico.
La prohibición del plástico de un solo uso como medida paliativa al problema de la contaminación del entorno y de los océanos, si bien es justificable, no constituye una solución práctica. Al final, la contaminación plástica es un problema no solo de desperdicio, sino también de producción, consumo y manejo que debe abordarse en toda la cadena de valor donde se produce y utiliza el plástico.
Partiendo entonces de que el crecimiento de la contaminación plástica ha superado con creces la capacidad mundial de la gestión adecuada de estos residuos, como sociedad debemos invertir en generar cambios de comportamiento en los consumidores. Más que enfocarnos en prohibiciones, también debemos invertir en un enfoque integral para el manejo de todos los residuos plásticos. Y este enfoque integral necesariamente tiene que apostarles a tres caminos principales para la reutilización de plástico: la mejora tecnológica en cuanto al reciclaje mecánico, el reciclaje químico y el procesamiento de los desechos plásticos otra vez en materia prima básica. En otras palabras, debemos pasar, de manera urgente, de un enfoque linear (producir-comprar-desechar) a un enfoque circular efectivo en la gestión del plástico.
Más de este autor