La felicidad, dicen, y no el crecimiento del Producto Interno Bruto, tendría que ser el objetivo fundamental de las políticas de desarrollo del Estado pues bien sabido es que la riqueza por sí misma no es garantía de felicidad.
La relación entre la realidad y la ficción literaria ha sido ponderada a menudo. Se llega a decir incluso que los escritores “profetizan” con su imaginación, acontecimientos que suceden en el futuro. Un ejemplo citado con frecuencia es el de Julio Verne (1828-1905), quien escribió Veinte mil leguas de viaje submarino y De la Tierra a la Luna, antes de que se concibieran los submarinos atómicos y los cohetes espaciales.
Imaginen entonces cuál no sería mi sorpresa cuando leí hace unos días que el Primer Ministro de Bután, Jigmi Y. Thinley, propuso la semana pasada en una reunión de alto nivel de Naciones Unidas que esta organización debía de sustituir el indicador de Producto Interno Bruto, como medida del desarrollo, por un indicador que midiera la felicidad nacional, o sea un Índice Nacional de Felicidad.
Según me enteré, cuando me di al oficio de leer lo escrito al respecto, ya desde el 19 de Julio de 2011, a pedido de Bután, las Naciones Unidas adoptó una resolución que llamaba a priorizar la felicidad como “objetivo humano fundamental” y pedía “elaborar mecanismos de medición adicionales para capturar mejor la importancia del objetivo de la felicidad y el bienestar en el desarrollo, con el fin de orientar las políticas públicas.”
Resulta que Bután es el primer país que ha puesto en práctica desde hace años este propósito, consagrado incluso en su Constitución, y según los indicadores, esa pequeña nación Himalaya tiene uno de los índices de felicidad más altos del mundo.
Como decía Sócrates: “No hay ideas nuevas, solo formas nuevas” y así resulta que el “felicismo” de mi novela no es sólo producto de mi calenturienta imaginación, sino una idea que andaba ya flotando en el mundo y que acaba de ser retomada en la conferencia: “La Felicidad y el Bienestar: Definiendo un nuevo Paradigma Económico” llevada a cabo en la ONU en Nueva York, y en la que participó la Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Pero ¿cómo se mide la felicidad? dirán ustedes. Pues la miden a través de cinco elementos:
1. Poseer familia y amigos –o sea la seguridad que tienen las personas de contar con el apoyo y el cariño de otros y no estar solos en el mundo.
2. Poseer buena salud y los medios para conservarla y mantenerla.
3. Contar con adecuados recursos materiales: techo, alimentos, lo necesario para vivir dignamente.
4. Poseer libertad –ser libres de opresión y represión
5. Tener confianza en la transparencia y justicia de sus instituciones
Parece una simplificación, pero si nos ponemos a analizarlos, estos elementos son verdaderamente esenciales para la felicidad de cualquier ser humano. Si todos en el mundo contáramos con ellos, tendríamos al menos una base para construirnos el tipo de vida que consideráramos más se ajusta a la idea personal que cada quien tiene de la felicidad.
Las Naciones Unidas discutirán en la reunión de “Río más 20” en Junio en Brasil, las recomendaciones políticas derivadas de estos planteamientos “felicistas”.
¡Ahora sólo falta que hagamos que el PIE, el PARTIDO DE LA IZQUIERDA EROTICA exista!
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* http://www.librosyliteratura.es/el-pais-de-las-mujeres.html
** http://www.elnuevodiario.com.ni/especiales/83776
Por Gioconda Belli para Confidencial
Nicaragua 11 de abril
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