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Lo que el verano traerá

Dos destacadas figuras políticas consideradas favoritas quedaron fuera de la contienda.
El más conocido de ellos es Abdel Moneim Abul-Fotuh, del sindicato de médicos egipcios y exdirigente de la Hermandad Musulmana.
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Lo que el verano traerá

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Más de 800 ciudadanos egipcios de diferentes orientaciones políticas aspiran a ser candidatos en las primeras elecciones presidenciales tras la caída de Hosni Mubarak (1981-2011). Pero analistas coinciden en que los comicios previstos para fines de mayo estarán dominados por unas pocas figuras de conocida trayectoria.

Es posible que se registren más candidatos hasta el 8 de abril, cuando termina el proceso de inscripción. 

"Es demasiado pronto para pronosticar un ganador", dijo el profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo, Seif Abdel-Fattah. 

"No sabremos la cantidad definitiva de candidatos hasta que no termine el periodo de inscripción, y los favoritos, con seguridad, irán cambiando en los próximos dos meses a medida que vayan revelando sus propuestas", apuntó. 

La Comisión Superior de Elecciones Presidenciales de Egipto señaló que los candidatos podrán hacer campaña entre el 30 de abril y el 21 de mayo, y la votación se realizará el 23 y el 24 de mayo. Si nadie obtiene una mayoría absoluta, habrá una segunda vuelta el 16 y el 17 de junio. 

El resultado definitivo será anunciado el 21 de junio. El gobernante Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) prometió entregar formalmente el Poder Ejecutivo al nuevo presidente luego de esa fecha. 

Los aspirantes a la Presidencia solo pueden presentar su candidatura si cuentan con apoyo de un partido político representado en el parlamento actual, si tienen el respaldo de 30 legisladores o lograron juntar 30.000 adhesiones de ciudadanos. 

Dos destacadas figuras políticas consideradas favoritas quedaron fuera de la contienda. 

El año pasado, se le prohibió a Ayman Nur, uno de los favoritos a las elecciones presidenciales de 2005 y actual presidente del partido Ghad al-Thawra, ser candidato por una condena anterior de fraude electoral. 

En enero, Mohammad el-Baradei, exdirector general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, se retiró de la contienda arguyendo que temía falta de transparencia en el proceso electoral.  

El alejamiento de El Baradei, al que se le atribuían posibilidades ciertas de triunfo, dejó al campo liberal sin un claro candidato, según Andel-Fattah. 

"El Baradei era la mayor esperanza de los liberales, y su partida dejó al sector sin un candidato preferido", sostuvo. "Los islámicos, entre tanto, que prácticamente controlan el parlamento, se dividen entre tres destacadas figuras", añadió. 

El más conocido de ellos es Abdel Moneim Abul-Fotuh, del sindicato de médicos egipcios y exdirigente de la Hermandad Musulmana. 

Abul-Fotuh fue expulsado de la organización tras la revuelta popular del año pasado, cuando insistió en presentarse a las elecciones presidenciales pese a que la Hermandad Musulmana había decidido no tener un candidato oficial.  

Los otros dos postulantes islámicos son Hazem Sallah Abu Ismail, destacado abogado y predicador a favor de implementar la shariá (ley islámica), y Selim al-Awa, profesor de derecho islámico y exsecretario general de la Unión Internacional de Eruditos Musulmanes, que aboga por un estado laico con un marco de referencia religioso. 

De esos tres, Abul-Fotuh parece tener mayor popularidad, según Abdel- Fattah. 

"Es un religioso moderado que maneja el lenguaje de la modernidad, y que es querido por haber luchado contra la corrupción durante el régimen de Mubarak", indicó Abdel-Fattah. "Si se alía con un candidato laico viable, uno como presidente y otro como vicepresidente, tendría fuertes posibilidades de ganar", añadió. 

Ninguno de los dos principales movimientos islamistas, la Hermandad Musulmana y los salafistas (integristas), que juntos controlan más de 70 por ciento de los asientos parlamentarios, han hecho público su apoyo a ningún candidato en particular. Según dijeron, lo harán una vez que termine el plazo para registrarse, el mes próximo.  

En lo que respecta a los candidatos seculares, el más popular es Amr Musa, exsecretario general de la Liga Árabe (2001-2011). 

Musa fue canciller de Mubarak de 1991 a 2001, cuando pasó a la Liga Árabe. Muchos analistas atribuyeron su "promoción" al temor del entonces presidente egipcio de que su espontáneo ministro se volviera demasiado popular por sus duras críticas a la violencia de Israel contra los palestinos. 

El excanciller prometió un plan de cinco años para la primera etapa de renovación económica y política de Egipto. 

"Trabajaré para restaurar el papel histórico de Egipto como líder regional, para luchar contra la corrupción y para garantizar la justicia social, lo que se puede lograr en 10 años", dijo Musa.  

Otros destacados candidatos laicos son Ahmed Shafik, exministro de Aviación de Mubarak y el último primer ministro, del 29 de enero al 3 de marzo de 2011, y Hamadin Sabahi, exlegislador (2000-2010) y fundador del partido Nasserist Karama (Dignidad, en árabe). 

Sabahi, quien se opuso al tratado de paz con Israel en 1979 y a la invasión de Iraq encabezada por Estados Unidos en 2003, fue detenido varias veces por su actividad política durante el régimen de Anwar Sadat (1970-1981) y el de Mubarak. 

Quedan otros dos candidatos que, al parecer, tendrían apoyo del CSFA. El primero, Hossam Khairallah, exdirector del aparto de inteligencia general (2000-2005), niega de forma rotunda ser el candidato de los militares. 

"Soy de extracción militar y me alegro de su apoyo, pero no soy el candidato del CSFA", dijo. "Solo soy un ciudadano con un plan para promover la renovación de Egipto", apuntó. 

El segundo, Mansur Hassan, presidente del consejo asesor del CSFA, confirmó este mes su intención de ser candidato, pese haberlo desmentido varias veces. Ocupó diversos cargos clave durante el régimen del fallecido presidente Sadat, y se dice que este lo consideraba como posible reemplazo del entonces vicepresidente Mubarak.  

Según versiones de prensa, Hassan sería un candidato bien visto tanto por la Hermandad Musulmana como por el CSFA. Pero él subrayó en reiteradas oportunidades que no recibió el respaldo de ninguna de las partes antes de presentar su postulación. 

Abdel-Fattah señaló que Hassan "podría ser la opción final del CSFA para colocar un candidato que goce de un apoyo significativo y que, en tanto que jefe del consejo asesor, sepa cómo lidiar con los altos mandos". 

Los principales candidatos se declararon a favor de la justicia social, de reformar el decadente sistema de salud pública y la educación, de recuperar el papel regional de Egipto, de luchar contra la corrupción y de emplear las inversiones extranjeras para reafirmar la economía nacional. 

También concuerdan en mantener el artículo 2 de la actual Constitución, que estipula que la legislación se base sobre los principios del derecho islámico. 

Entre los aspirantes a la Presidencia de Egipto también se encuentra el exjefe de inteligencia de Mubarak, Omar Suleiman, la activista feminista Buthaina Kamal y Hosni Mubarak, primo hermano y tocayo del depuesto presidente.

 

*Este artículo Por Adam Morrow y Khaled Moussa al-Omrani es parte de IPS y es reproducido con su autorización por Plaza Pública.

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