Líos de faldas y pantalones

Preocupa y lastima la simplicidad de las interpretaciones que ahora se levantan para justificar la inacción. Los femicidios y las diversas formas de violencia contra las mujeres tienen pocas explicaciones. Son consecuencia de problemas de pareja, venganzas pasionales, problemas entre faldas y pantalones. Esos hechos se consuman y se explican sólo desde el ámbito privado. Entonces poco se puede hacer cuando el argumento de la descomposición social sirve de distractor para las irresponsabilidades de la institucionalidad estatal.

A esas precarias explicaciones, se suma la creciente criminalización de las mujeres. En algo están involucradas. O son operadoras de bandas de extorsionistas, sirven al sicariato, resguardan a víctimas del secuestro, forman parte e incluso lideran clicas. Esas múltiples participaciones en redes de criminalidad explican el crecimiento de las víctimas… Entre simplicidad y fáciles respuestas, en el fondo evasiones y falsos imaginarios para un público que frente a lo avasallante de la realidad, compra lo que sea sin mayor reflexión.  

Qué mejor forma para celebrar, que elevar los espacios de incidencia. No se trata de llamar la atención. De eso se ha hecho bastante. Toca ahora elevar la voz, la presión, las exigencias para no olvidar, desechar e ignorar.