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"Les di el rifle para asesinar a Ellacuría"

“Que viene del Estado Mayor, que la situación es conflictiva y apremiante, que está a punto de caer el país y la Fuerza Armada, y se ha tomado la decisión de hacer esto y esto, y entre ello la eliminación de los líderes”.
“Yo no estaba de acuerdo con la eliminación del padre Ellacuría. Si yo lo conocía. Yo había estado en la UCA, por antecedentes también, cuando estuvimos en el golpe lo conocí. Tenía mucha relación con mi coronel Majano, que era el líder de nosotros en ese momento. Lo conocía y no estaba de acuerdo. Yo había combatido a la guerrilla pero así con unidades, de frente. Pero así un asesinato, nunca”.
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"Les di el rifle para asesinar a Ellacuría"

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Enlace a entrevista de El Faro con uno de los militares salvadoreños que enfrentan una orden de captura internacional dictada por la Audiencia Nacional de España por el asesinato de seis sacerdotes jesuitas -entre ellos, el padre Ellacuría-.

Son las 9 de la noche del 15 de noviembre de 1989 cuando el coronel Benavides le dice: "Camilo, andá a darle la orden al Batallón Atlacatl". Casi 22 años después, el teniente coronel Camilo Hernández asegura que se negó a dar esa orden, pero no a entregar el rifle que terminó con la vida de seis sacerdotes jesuitas, su cocinera y su hija, en la UCA. Casi 22 años después, él y otros 19 militares salvadoreños enfrentan una orden internacional de captura dictada por el máximo tribunal de España.

Carlos Camilo Hernández Barahona era el segundo al mando de la Escuela Militar en noviembre de 1989. Ahí recibió el Batallón Atlacatl las órdenes para asesinar a los sacerdotes jesuitas de la UCA. Poco tiempo después fue uno de los tres únicos militares juzgados y encontrados culpables por el crimen, junto al director de la Escuela, el coronel Guillermo Alfredo Benavides, y su asistente, el teniente Yusshy René Mendoza. Hernández Barahona fue condenado a tres años de prisión, excarcelables; los otros dos fueron liberados un año después al aplicárseles la Ley de Amnistía.

Lea toda la entrevista en El Faro.
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