Me acompañan los temas de la oficina, que de todas formas trato de diferir hasta el día siguiente a las 8, aunque se resisten a salir de mi cabeza un par de presupuestos y una gráfica sobre reformas judiciales en esta región del mundo.
Abandono las noticias en la radio luego de que alguien empieza a hablar de la importancia de la planificación urbana. Seguramente no podemos coincidir más en su necesidad, pero ahora mismo me parece un oxímoron insoportable. Que traten de explicárselo a la gente en la camioneta sobrecargada de la cual sale un señor por la puerta de atrás, camina sobre el techo y vuelve a entrar por la puerta delantera.
¿Un escapismo? Mi playlist. Soy consciente de que es un placebo para mi poca paciencia. Sin embargo, suele tener coincidencias felices. Seleccionó blues rock pensando en ese día feliz cuando el rock de las guitarras eléctricas conoció el delta del Misisipi. Y, por supuesto, Led Zeppelin rompe fuegos con Dazed and Confused, seguido de You Shook Me. Dos obras maestras de ese período (1968-1973) en que se construyeron los fundamentos de lo que conocemos como rock y del que siempre estoy escribiendo.
Poco después, la casualidad, ese factor mágico que es el resultado de algún algoritmo no tan poético, hace aparecer a The Black Keys con Tighten Up y Have Mercy on Me para darle paso a una serie de grupos que tienen algo en común: duetos, un o una baterista y una guitarra. La versión más sencilla y poderosa del rock de una banda de garaje. Sí, algo así como The White Stripes, solo que en este caso son sofisticadas bandas de garaje, bastante recientes. Son ejemplos de cómo se han mezclado las influencias del blues, el punk y la psicodelia en estos años del siglo XXI.
Aquí vienen The Kills con su invaluable Tape Song. Descubrí el grupo gracias a un admirador confeso de su vocalista, Alison Mosshart, que tuvo la fortuna de tomarse una cerveza con ella para descubrir un ser humano tan ordinario como extraordinario, que tiene la sinceridad de cantar aquello de:
Time ain’t gonna cure you.
Honey, time don’t give a shit.
La espera me da también para escuchar Last Day of Magic y Sugar Baby. Finalizo con los Little Hurricane, un descubrimiento reciente para mí, que impresiona por la poderosa batería de una Celeste CC Spina cubierta de tatuajes y vestida elegantemente. Bad Business, Haunted Heart y Crocodile Tears, especialmente esta última, son definitivamente parte de mis favoritos.
El tráfico empieza a avanzar a un ritmo decente con los Henry’s Funeral Shoe y Be Your Own Invention. Y el algoritmo cambia otra vez para dirigirse a bandas completas como los Black Angels con Manipulation. Reconozco y saludo la psicodelia oscura, que comenzó a seducirme con Sniper at the Gates of Heaven y Snake in the Grass. Mi periplo termina con The Dead Weather y Hang You from the Heavens, que suena definitivamente bien.
Llego a casa. Todavía hay luz natural y una niña de ocho años espera en la puerta con la pelota de basquetbol en las manos. Digamos que no es mi deporte favorito, pero es un desafío imposible de rechazar. Y seguramente la mejor forma de acabar el día. Mañana habrá más playlists.
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