Las tres hermanas, nacidas en República Dominicana, se opusieron a la dictadura encabezada por Rafael Leónidas Trujillo. Por su lucha, Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal sufrieron cárcel, tortura y violencia sexual. El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas en un operativo ordenado por Trujillo. A partir de entonces, esa fecha se ha convertido en un día símbolo para gritar al mundo las diversas formas de violencia que la organización patriarcal de la sociedad ejerce contra las mujeres.
Este año en particular, en Guatemala, además de recordar los miles de mujeres que fueron torturadas, desaparecidas, violentadas sexualmente y asesinadas durante el conflicto armado, también habremos de conmemorar a otras mujeres agredidas. Ahora necesitaremos recordar, llamar por sus nombres, a Daily Analí Domingo Martínez, Indira Jarisa Pelicó, Ashley Gabriela Méndez Ramírez, Jaqueline Paola Catinac López, Rosa Julia Espino Tobar, Daria Dalila López Meda, Yemmi Aracely Ramírez Siquín, Siona Hernández García, Josselyn Marisela García Flores, Skarleth Yajaira Pérez Jiménez, Rosalina Victoria Ramírez Pérez, Sarvia Isel Barrientos Reyes, Mayra Haydeé Chután Urías, Yohana Desiré Cuy Urízar, Madelin Patricia Hernández, Ana Nohemí Morales Galindo, Ana Rubidia Chocooj Chutá, Jilma Sucely Carías López, Yoselin Beatriz Ventura López, Grindi Yasmin Carías López, Mari Carmen Ramírez Melgar, Keila Rebeca López Salguero, Kimberly Mishel Palencia Ortiz, Nancy Paola Vela García, Estefany Sucely Véliz Pablo, Lilian Andrea Gómez Arceno, Mirza Rosmery López Tojil, Ana Roselia Pérez Sinay, Grisna Yamileth Cu Uluán, Melani Yanira de León Palencia, Luisa Fernanda Joj González, Yarissa Orellana, Yoselin Yamileth Barahona, Wendy Anahí Vividor Ramírez, Sara Nohemí Lima, Yosbeli Jubitza Merari, Silvia Milexi Rivera, Milenie Eloísa Rac, Celia María López, Ashley Angelie Rodríguez, Iris Yodenis León y Candelaria Meléndrez. Ellas, 41 jóvenes que estaban bajo el resguardo del Estado, fueron asesinadas, incendiadas, luego de sufrir también maltrato por parte de sus cuidadores, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Otras sobrevivieron, pero sufrieron daños físicos y emocionales que las marcarán de por vida.
También recordaremos a Brenda Domínguez, estudiante de secundaria que ejercía su derecho a manifestar y reclamar una educación de calidad. Por ejercer y hacer valer una garantía constitucional, fue asesinada por Jabes Emanuel Meda Maldonado. Su asesino utilizó el vehículo que conducía como arma criminal para arremeter contra Brenda y el grupo de estudiantes que la acompañaba y la mató.
Mientras tanto, hubo expresiones sociales de desprecio por las vidas de las niñas asesinadas en el mal llamado hogar seguro. También hubo quienes justificaron el asesinato de Brenda, a quien culparon de su muerte por protestar. Todas estas reacciones son el resultado del discurso de odio que se ha ejercido en columnas de opinión y en redes sociales para criminalizar. Un discurso que, en el caso de las mujeres particularmente, incrementa su nivel mediante la incorporación de los elementos de misoginia y machismo.
Ni las niñas y jóvenes del hogar seguro ni Brenda Domínguez fueron escuchadas en sus denuncias y reclamos. Las niñas del hogar se pronunciaron por los maltratos y la violencia sexual que enfrentaban a manos de quienes debían cuidarlas y protegerlas. Brenda reclamaba el derecho a la educación. Pagaron con sus jóvenes vidas el atrevimiento de pedir que el Estado cumpla su deber.
En la víspera del 25 de noviembre, encendamos una vela y recordemos por sus nombres a las niñas del hogar seguro, a Brenda Domínguez, a cada mujer de nuestro entorno pasado y presente que enfrente formas de violencia por ser mujeres. Hablemos con nuestro círculo familiar, con colegas y amistades. Hablemos de por qué es necesario denunciar todo acto de violencia contra las mujeres y por qué es necesario detenerla. Hablemos de que la violencia nunca más debe ser instrumento de dominación. Hablemos y actuemos para detener el discurso de odio contra quien alza la voz para defender derechos. Hablemos y alcemos la voz para pedir justicia y no permitir que las violencias y las muertes queden en la impunidad.
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