Ir

Las vacaciones que no pudimos pagar

Hay gente a la que los descansos le suena a un paraíso al que aún no pueden acceder.
Tipo de Nota: 
Opinión

Las vacaciones que no pudimos pagar

09 de Abril de 2012
Palabras clave

Usualmente para la Semana Santa escapo a una montaña. Los últimos tres años son un ejemplo de la persistencia de mi idea. Huyo. Movido quizá por una fantasía donde me interno en el bosque a comer bayas y moras, pensando que lo único bueno que hicimos fue reírnos de nosotros mismos en aquellos programas de concursos por televisión, donde alguien se sube a un palo ensebado mientras el público aplaude movido por el fantástico presentador que repite la misma frase: “¡Sube cariño, sube! ¡Sube cariño, sube!”.

Chalo Hernández deberá sentirse orgulloso. Yo debo ser el niño que sufrió los peores resultados por haber visto su programa. En fin. Este año decidí dejar el bosque a un lado. Tengo tantas cosas en que pensar y que hacer, que preferí quedarme, imaginando que quizá con toda la calma de una ciudad vacía podría hacerlo libremente en mi departamento o caminando por ahí. Pensé mal, por supuesto.

El primer día lo ded...

Autor



Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor. Plaza Pública ofrece este espacio como una contribución al debate inteligente y sosegado de los asuntos que nos afectan como sociedad. La publicación de un artículo no supone que el medio valide una argumentación o una opinión como cierta, ni que ratifique sus premisas de partida, las teorías en las que se apoya, o la verdad de las conclusiones. De acuerdo con la intención de favorecer el debate y el entendimiento de nuestra sociedad, ningún artículo que satisfaga esas especificaciones será descartado por su contenido ideológico. Plaza Pública no acepta columnas que hagan apología de la violencia o discriminen por motivos de raza, sexo o religión
Autor