En el triangulo del norte (Guatemala, EL Salvador y Honduras) las cifras de homicidios violentos se han convertido en una epidemia al igual que la presencia del narcotráfico, el cual se ha permeado en las instituciones públicas del Estado. Al igual que los países de Centroamérica, México está envuelto en una guerra contra el narcotráfico, la cual ha dejado miles de muertes de inocentes. En la región del sur, especialmente en Brasil y Argentina, el tráfico de personas es una problemática que los gobiernos no han logrado solucionar. En países como Venezuela, Bolivia y Ecuador ya no solo hablamos de violencia ciudadana sino de violencia política, la cual ha polarizado a las sociedades de dichos países. Como podemos ver, nuestra región está envuelta en una serie de problemas que tienen como raíz la debilidad de los gobiernos de afrontarlas.
Dada la impotencia de los gobiernos ante dichos flagelos, la necesidad de buscar alternativas se ha vuelto una prioridad. En este sentido, la Organización de Estados Americanos ha decidido convocar a los países en una serie de reuniones para poder discutir la problemática y sus soluciones. En estas reuniones no solo se reúnen los mandatarios de los países, si no que también hay un espacio para que participen las organizaciones más importantes de la sociedad civil, de esta manera se promueve un dialogo integral con todos los sectores. Estas reuniones se han llevado a cabo en varios países de la región con la participación de presidentes, ministros y miembros de la sociedad civil.
Por ejemplo en el 2008 se llevo acabo una reunión en Montego Bay, Jamaica, que trató específicamente la temática de la violencia en los países del Caribe “con el fin de examinar los temas relacionados con la prevención y el control de la delincuencia”. Al evento asistieron 10 expertos de la región caribeña, que propusieron varias recomendaciones para mejorar la seguridad pública. Después de varias deliberaciones, los expertos señalaron que el crimen organizado, la delincuencia juvenil y el narcotráfico son los factores que más afectan la región. Al mismo tiempo los expertos determinaron que las causas de estas actividades delictivas varían y no solo se pueden atribuir a la economía y la pobreza, ya que dentro de las causas existen diferentes factores: políticos, étnicos, sociales, y de género que contribuyen al problema.
Al final de la reunión, los expertos compartieron sus recomendaciones con los representantes de la región. La primera sugerencia busca mejorar el sistema policial de la región a su vez disminuir la corrupción de esta institución y de todas las instituciones del Estado. Una segunda solución fue mejorar el sistema de protección de testigos y así conseguir un mayor número de denuncias y aumentar la participación ciudadana en el sistema judicial. La tercera sugerencia busca mejorar el sistema penitenciario de la región y aumentar los esfuerzos de prevención y rehabilitación. La última solución expuesta por los expertos fue mejorar la calidad y la cantidad de información disponible a las instituciones de seguridad para combatir la inseguridad.
En junio tuve la oportunidad de participar representando a la Red Nacional por la Integridad en la Asamblea General de la OEA la cual estaba enfocada en la Seguridad Ciudadana . Estuvimos presentes en varios diálogos en los cuales pudimos conocer las experiencias e iniciativas de otras organizaciones de varios países de Latinoamérica. La participación de la sociedad civil en este tipo de reuniones es vital para la promoción de soluciones ya que son estas organizaciones las que acompañan, apoyan y fiscalizan las actividades de los gobiernos. En este espacio tuvimos la oportunidad de trabajar en mesas de trabajo que lidiaban con los diferentes ejes de la violencia.
En la mesa donde participé nos enfocamos en cómo la sociedad civil es una herramienta valiosa para la erradicación de la violencia. Llegamos a la conclusión que una de las causa principales de la inseguridad es el “debilitamiento directamente de las instituciones públicas por la premiación de las fuerzas paralelas como el crimen organizado (sicarios) y las drogas (carteles que apoyan campanas políticas)”. Nuestra recomendación fue la necesidad de los gobiernos de trabajar en conjunto con la sociedad civil específicamente en los temas: hambre, desempleo, pobreza, violencia, violación de la democracia y el crimen en toda su expresión.
A pesar que muchos han criticado la labor de la OEA, a mi criterio estas reuniones son importantes y sí dan resultados positivos, especialmente en los espacios de diálogo. A pesar de que los gobiernos no necesariamente hacen compromisos concretos en estas reuniones, los beneficios se obtienen en los espacios de dialogo entre las diferentes organizaciones de la sociedad. Este intercambio de experiencias resulta en alianzas importantes y en nuevas alternativas para solucionar la problemática. Sin embargo es necesario que los gobiernos reconozcan la participación de la sociedad civil como una aliada y no como el enemigo.
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