Hace una semana alerté sobre el riesgo de un “madrugón” en la SAT, aprovechando la distracción de la copa mundial de fútbol. El asunto se convirtió en un verdadero escándalo, en el que las expresiones de rechazo e indignación ciudadana se reflejaron en titulares de primera plana por tres días consecutivos y abundancia de notas de prensa y agitación en las redes sociales (el espacio acá no permite citarlas), detallando la magnitud del intento de despojo y saqueo de la SAT.
Nadie discute que la SAT está mal. En 2013 no cumplió por segundo año consecutivo las metas de recaudación, y todo parece indicar que tampoco cumplirá las de 2014. La literal g) del artículo 27 de la Ley Orgánica de la SAT dice “el Superintendente será removido por el Presidente de la República, por las causales siguientes: g) No cumplir las metas de recaudación tributaria establecidas en el convenio que se celebre anualmente entre el Organismo Ejecutivo y la SAT para el efecto.” Ojo, que la ley dice “será” y no “podrá”, así que el Presidente está violando esta ley al mantener al superintendente actual en el cargo... ¿Aló Presidente?
Pero no, al contrario, ahora molesto y emberrinchado Pérez Molina sale con que quiere remover a los Directores de la SAT que no le dieron gusto a sus intereses espurios. Si algo se puede rescatar de todo esto fue la actitud digna y valiente de algunos miembros de ese Directorio que se opusieron al madrugón de Kolektor, y al final, todos decidieron dar marcha atrás. ¡Es el colmo que ahora Pérez Molina quiera removerlos, en vez de cumplir la ley que lo obliga a destituir al superintendente actual!
Y es que, al parecer, la decisión de dar marcha atrás con el madrugón es que empezaba a salir a luz una cantidad de porquería bárbara. Por ejemplo, ¿cuál era la empresa guatemalteca que iba a ser la mandataria de Kolektor? ¿Quiénes son sus dueños y qué papel tendrán en el financiamiento (con nuestros impuestos luego de la captura de la SAT) de la campaña electoral del Partido Patriota? ¿Con qué guatemaltecos se reunieron, acá en Guatemala, los personeros de Kolektor?
La crisis por la que atraviesa la SAT es muy grave, y requiere soluciones, que ante la evolución reciente de los acontecimientos, cada vez son más difíciles de lograr. El Icefi realiza mañana un desayuno foro en el que espera contribuir a este debate, planteando rutas hacia soluciones viables. Un plan de solución debe considerar, como mínimo, las acciones siguientes: 1) el Presidente debe cumplir la ley (¡es penoso que se tenga que recomendar esto!), removiendo al superintendente actual; 2) convocar a un concurso público para elegir al nuevo superintendente, con el requisito indispensable que presente un plan de trabajo detallado para el rescate de la SAT; y, 3) solicitar a las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial, BID, FMI, etc.), o a los países amigos (Departamento del Tesoro de los EEUU, por ejemplo), asistencia técnica financiada con cooperación no reembolsable (donaciones).
Estas ideas parten de la premisa que sí es posible rescatar a la SAT. Pero, además de un buen plan y criterios técnicos adecuados, se requiere liderazgo real y legítimo, el cual lamentablemente el presidente Pérez Molina está demostrando carecer. Su afición a violar las leyes y a la opacidad, está constituyendo un aliciente muy serio para que la corrupción florezca y las instituciones del Estado entren en crisis y caigan en la debacle.
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