Ese tipo de fenómenos tiene un rasgo, un ingrediente poderoso que hace que se le termine aceptando. Se trata del derrame de beneficios, lo que el modelo de acumulación no ha logrado. Allí radica su carácter de permeabilidad a todo nivel. El contratista, por ejemplo, hace negocios con municipalidades, ministerios y otras instituciones. Durante los procesos de gestión y negociación logra la adhesión de personal desde el nivel operativo hasta la alta gerencia pública. En paralelo, coopta y mina ...
Ese tipo de fenómenos tiene un rasgo, un ingrediente poderoso que hace que se le termine aceptando. Se trata del derrame de beneficios, lo que el modelo de acumulación no ha logrado. Allí radica su carácter de permeabilidad a todo nivel. El contratista, por ejemplo, hace negocios con municipalidades, ministerios y otras instituciones. Durante los procesos de gestión y negociación logra la adhesión de personal desde el nivel operativo hasta la alta gerencia pública. En paralelo, coopta y mina espacios privados, desde sus propios equipos de trabajo hasta los obreros, los profesionales asociados, los proveedores, los servicios financieros.
De ahí que muchas municipalidades, especialmente las pequeñas e incluso algunas de tamaño medio, se conviertan en los únicos canales proveedores de empleo en sus comunidades. Desde esa perspectiva, tocar esa tecla se convierte en algo de alta sensibilidad. No se trata solo de eventos, sino de una parte vital para el control político, electoral y derramador de beneficios sociales. La cadena de relaciones tiene eslabones fuertes que difícilmente se rompen. Por el contrario, se solidifican al incorporar nuevas partes que alargan y blindan. Nadie en su sano juicio se abalanzará de incauto contra un muro infranqueable. Allí está la vitalidad que las elecciones legitiman: amplían representaciones sociales de largo alcance.
Ese carácter abarcador, in crescendo, es lo que provoca que las mismas comunidades terminen jugando en la misma cancha. Desde alcaldes y diputados, funcionarios de los consejos de desarrollo departamentales y funcionarios del nivel territorial hasta los dueños de pequeños negocios, tiendas y depósitos, todos forman parte de un mismo entramado. Tocar una fibra implica tocar a todos. Perseguir a unos es una amenaza de envergadura. Son olas de tal tamaño que cubren totalidades.
Estos escenarios son ideales para atraer a los incautos, tipo los programas oficiales de la comunidad internacional, que en aras de ayuda al desarrollo terminan siendo plataformas de fondos y relaciones para el aprovechamiento de esas redes. ¿Cuántos recursos externos están beneficiando a narcoalcaldes? ¿Cuántas redes criminales se oxigenan con esas presencias? Los terrenos son tan porosos que cualquier recurso que allí se derrame terminará siendo útil para los controladores.
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