[field_foto_galeria_portada]
Ir

La revolución a prueba

No una revolución al estilo francés ni al de la Revolución de Octubre. Es una revolución en la forma de hacer política, en los procedimientos, en el modo de tener en cuenta a los ciudadanos.
En enero crearon un programa para orientar a todas las personas que jamás en su vida habían votado pese a que algunos nacieron en la década de los 50 y 60. Es por eso y por el crecimiento poblacional que el padrón electoral casi se duplicó en el pueblo.
Tipo de Nota: 
Información

La revolución a prueba

Palabras clave
Historia completa Temas clave

Un grupo de aldeanos se unieron a Winaq y realizaron elecciones primarias para elegir a sus candidatos de las mismas comunidades para el consejo municipal. No son impuestos como en otros partidos y le quieren enseñar a Guatemala la otra forma de hacer política.

Es viernes 9 de septiembre, faltan dos días para las elecciones generales y llueve con una intensidad que asusta. Pero un grupo de mujeres indígenas Kaqchikeles hacen una fila a la intemperie, desafiando al clima como si sólo se tratara de una leve llovizna, para entrar a la diminuta oficina del Tribunal Suprema Electoral de San Juan Sacatepéquez. Ver a esas mujeres mojarse sólo para saber en qué lugar deben votar es una dosis de esperanza para la democracia. No del país. Más bien de este pueblo ubicado a 30 kilómetros de la capital en el que podría darse un caso digno de estudio para quienes creen que los pueblos son dominados por caciques o por el partido favorito para llegar a la presidencia.

San Juan Sacatepéquez está a punto de conocer el resultado de una revolución. No una revolución al estilo francés ni al de la revolución de Octubre. Es una revolución en la forma de hacer política, en los procedimientos, en el modo de tener en cuenta a los ciudadanos.

Aunque aún es una incógnita qué puede suceder en estas circunstancias nuevas, Winaq, la agrupación que asumió y favoreció este cambio, se menciona entre los favoritos para llevarse la alcaldía.

Es el partido político de la premio Nobel de la paz, Rigoberta Menchú, eso es cierto. Sin embargo quienes están compitiendo por parte de la agrupación no son los individuos designados por su jerarquía. Son los integrantes de doce aldeas rurales de San Juan Sacatepéquez que decidieron unirse y tratar de ganar una alcaldía que –dicen- los ha ignorado por años. Ellos tampoco creían que la necesitaban. Hasta que el ex alcalde Lázaro Pirir (2004-2007) les negó la posibilidad de realizar una consulta comunal.

No era cualquier consulta. Era para decidir si aceptaban o no la instalación de una fábrica de Cementos Progreso. Eso fue en el 2007. Ese mismo año, sin posibilidades de armar su grupo político, apoyaron a la candidata de la UNE, Marta Sicán (2008-2010) y la hicieron ganar. Pero ella tampoco les dio la posibilidad de hacer la consulta y se alió a la cementera.

Este movimiento que se viene “cocinando desde hace tres años” dice Marco Bor, candidato a concejal, y “tiene serias posibilidades de ganar”, explica.

Una encuesta realizada por Winaq les da un 50 por ciento de intención de voto contra el 35 por ciento de la Alianza UNE-GANA, comandado por Lázaro Pirir, el mismo que les negó la posibilidad de la consulta.

“Ellos dicen que tienen alta posibilidad pero la verdad nosotros vamos por delante”, dice un integrante del grupo de Pirir, que niega que Winaq tenga posibilidades de llegar a la alcaldía.

Elecciones primarias

Winaq fue el único partido de los nueve que compiten por la alcaldía de San Juan Sacatepéquez que realizó elecciones primarias.

“Se realizaron 12 reuniones para elegir a 12 representantes de las comunidades y después una reunión grande, general en la que se escogió al candidato a alcalde y al consejo municipal”, explica Bor.

Es decir que todos los candidatos son de las aldeas. La UNE-GANA postuló al ex alcalde Pirir y no se realizaron elecciones primarias. Lo mismo ocurrió con el Partido Patriota, que postuló a Fernando Bracamonte, un empresario de televisión por cable, por segunda vez.

“Ya ves, eso te digo. Todos los candidatos fueron electos porque tienen dinero o los apadrina gente con dinero. Entre nosotros, cada quien debe poner algo de plata”, explica Bor.

Cómo competir con el dinero

El camino a San Juan Sacatepéquez está repleto de baches y de publicidad de candidatos. De Winaq casi no hay propaganda. De los demás hay por todos lados. Tres partidos parecen tener posibilidades de llegar a la alcaldía: Winaq, UNE-GANA y el PP.

Pero Winaq tiene un factor que le puede beneficiar: las mujeres que hacían fila para entrar a al Tribunal Supremo Electoral tenían seguro que votarían por Winaq. Ellos lograron casi monopolizar el voto rural de 24 aldeas. Y no sólo eso; en enero crearon un programa para orientar a todas las personas que jamás en su vida habían votado pese a que algunos nacieron en la década de los 50 y 60. Es por eso y por el crecimiento poblacional que el padrón electoral casi se duplicó en el pueblo.

En el 2007 existían 52 mil 64 personas aptas para votar, el 49 por ciento era voto rural. Ahora la cantidad subió a los cerca de 94 mil, según autoridades de la junta electoral.

“Antes teníamos 118 mesas y ahora subió a 183 cada una con un promedio de 500 personas”, dice Cedwin Cruz Búcaro, presidente de la junta electoral municipal, y agrega que el voto rural aumentó en dos terceras partes.

Esto hace sentirse seguros a los candidatos. El único que puede arruinarles la fiesta es Pirir, que arrancó en las últimas semanas el apoyo de varios líderes de comunidades con la promesa de la bolsa solidaria.

Pirir no quiso dar declaraciones pero parte de su grupo de campaña explicó que ellos sólo prometen mediar para que la bolsa solidaría siga llegando así como transferencias condicionadas. “No es ilegal sobre todo si lo hacen ley”, dice cantinflescamente un miembro de la colación UNE-GANA.

El Partido Patriota dirigió todos sus esfuerzos a Ciudad Quetzal, una colonia gigantesca donde parece contar con un amplio apoyo y donde espera obtener por lo menos 6 mil votos para pelear por la alcaldía.

Cecilia Tubac, una de las mujeres que hacía fila bajo la lluvia dijo al salir de la oficina del tse a las demás mujeres: “Ya saben nada de la mano y la paloma, ellos ya nos engañaron. Con Winaq no hay pierde” y se fueron tan felices caminando mientras el sol salía de nuevo.

Autor
Autor