Ahora mataron a caricaturistas. Otras veces han matado a columnistas, jefes de redacción, reporteros, investigadores… En fin, no creo que haya quien esté libre de riesgo en un medio de comunicación. Siempre ha sido así. Pero creo que quienes menos riesgos corren, y son quienes en muchos casos aportan el alma de los medios impresos, son quienes escriben las notas cortas.
La prensa escrita e impresa tiene un encanto en estas notas que no dej...
Ahora mataron a caricaturistas. Otras veces han matado a columnistas, jefes de redacción, reporteros, investigadores… En fin, no creo que haya quien esté libre de riesgo en un medio de comunicación. Siempre ha sido así. Pero creo que quienes menos riesgos corren, y son quienes en muchos casos aportan el alma de los medios impresos, son quienes escriben las notas cortas.
La prensa escrita e impresa tiene un encanto en estas notas que no deja de cautivar. Hace un par de años leí una nota enviada por el corresponsal de Prensa Libre en Sololá, en la cual informaba sobre un accidente en el lago de Atitlán. En este accidente había fallecido ahogado un hombre dedicado a la profesión de payaso. Aprovechando una visita a Panajachel para amenizar una reunión, había viajado con su pequeña hija y con su esposa. Se bañaron en una de las playas públicas. A uno de ellos se le zafó una gina, y él, al intentar recuperarla, murió ahogado frente a su familia. Cada vez que algo me recuerda esta nota vuelvo a conmoverme. Y no logro recrear en este párrafo la maestría con la que este corresponsal (de apellido Julajú, recuerdo bien) narró esta tragedia.
A pesar de que en la mayoría de las notas existen muertos, a veces se pasa de la tragedia a, cuando menos, la tragicomedia. Otra nota del mes pasado daba cuenta de una nueva culpa para el Gobierno. Un trabajador de Salud Pública murió en los días de Navidad por intoxicación alcohólica, y la familia reclamaba al Ministerio de Salud (o quién sabe si al de Finanzas por adición) que su familiar había empezado a beber por la decepción de haber llegado a un cajero automático para consultar el saldo de su cuenta bancaria y corroborar que no le habían pagado su sueldo, atrasado desde hacía más de dos meses. La nota no decía si en todo caso el consumo del alcohol había sido al crédito o quizá subsidiado.
La vida misma y el acontecer diario son una gran caricatura que las notas pequeñas de la prensa nos muestran, desde la tragedia hasta la comedia. Aunque alguien sea irreverente o, en lenguaje coloquial, abusivo y se busque los enemigos, nunca nunca será merecedor de una ráfaga de balas en su lugar de trabajo. Que descansen en paz, y que todos busquemos la paz.
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