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La parábola del buen Barrondo

¿Dónde está la paradoja? En que tanto Barrondo y su equipo olímpico como los marchistas migrantes avanzan ignorados, pero consiguen los resultados que los otros no logran a pesar de disponer de recursos.
Tipo de Nota: 
Opinión

La parábola del buen Barrondo

30 de Agosto de 2012
Palabras clave

Cuando me enteré de la victoria de Érick Barrondo en las olimpiadas de Londres, lo que vino a mi mente fue una paradoja. Pensé en marcha, sí, pero no la olímpica.

Una marcha silenciosa, sigilosa, plena de  dolor  y peligros para quienes la practican todos los días: es la marcha siempre al Norte,  en busca de siete dólares por hora de trabajo. Como Érick antes de ser mercadeable,  se marcha ante la indiferencia de todos.  Los que se van son los “shumos”, los “loosers”, los “inditos que nos dan lástima”. 

¿Dónde está la paradoja? En que tanto Barrondo y su equipo olímpico como los marchistas migrantes avanzan...

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