La noticia del divorcio de la pareja presidencial ha sido recibida como un bombazo a la supuesta moral conservadora de nuestra sociedad. Una cantidad de juicios provenientes de sujetos con una moral dudosa, que defienden a capa y espada la “sagrada institución del matrimonio y el pilar de la familia”, han colmado los medios de comunicación, nacionales e internacionales. Entre políticos que aprovechan la situación para dar codazos a otros candidatos (Manuel Baldizón aseguró que el caso de Sandra Torres es tan condenable como dejar de ser pastor de iglesia y que él nunca lo haría) y empresarios que no les importa pagar un salario de miseria, pero que cuando se habla de divorcio, son categóricos, sólo muestra la calidad de política que se hace en Guatemala.
Esta última noticia del circo de la política partidaria y electoral que nos toca vivir como ciudadanos, seguramente no será la última. Hay que prepararse para lo que viene. Mientras tanto, lo que alguna vez fue noticia, se olvida rápido, aun si sigue sucediendo. En estos tres meses han muerto alrededor de 27 pilotos de bus urbano, pero ya nadie habla de ellos. Entre la normalización de la violencia y el nuevo distractor de una política que no hace más que entretener, los guatemaltecos seguimos tratando de sobrevivir.
Es el caso de los desalojos del Polochic. Se dio rápidamente la vuelta a la página y se dejó de problematizar la situación. Decenas de familias ahogadas en la desesperación de un sistema económico injusto e indigno, que cuando no es el finquero el que oprime, es el banco o el gobierno de la esperanza. Y nosotros hablamos de un divorcio de papel, que de sobra está decir que no debiera de ser la discusión de este momento.
Existen guatemaltecos que no hacen noticia diariamente. Pero han cambiado muchas prácticas cotidianas por esa “política” que influye en todos. Recuerdo de niña que en las camionetas urbanas habían mensajes románticos para las novias —“Te amo Lesbia”, “Tú Yessenia eres mi vida”—, pero ahora hay mensajes como “Salí con Dios, si no vuelvo es que me fui con Él”. La muerte es la amenaza real de muchos guatemaltecos. Una muerte que tiene en nuestro país muchas caras: hambre, asesinatos, bajos salarios, migración. No nos dejemos manipular por noticias exageradas y sensacionalistas que no van a la raíz de problemas estructurales e históricos. No hablemos de un divorcio que fue sólo una vía de ser candidata a la presidencia. Una vía, entre muchas tantas.
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