La ceremonia de transmisión de mando en la presidencia se retrasó por más de cuatro horas no solo porque el Parlamento le dio tiempo a Herbert Melgar Padilla para desplazarse en silla de ruedas —aunque se retiró por propio pie— a su juramentación. También se retrasó porque se completaban las negociaciones para elegir junta directiva del Congreso, la cual significó, para el partido de Giammattei, llegar a arreglos con Felipe Alejos, del partido Todos, y con la bancada de la Unión del Cambio Nacional (UCN), cuyo excandidato presidencial, Mario Estrada, guarda prisión en Estados Unidos, acusado de narcotráfico e intento de asesinato de Thelma Aldana.
Giammattei también logró el apoyo de siete diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), cuyo jefe de bancada, Orlando Blanco Lapola, aspiraba a dirigir el Legislativo. La traición de los diputados del partido de Sandra Torres es explicada en otros espacios como resultado de la gestión de Gustavo Alejos y de la misma excandidata presidencial, quien también habría traicionado a Blanco Lapola.
Cuando por fin logró ser juramentado, no lo hizo con la mano sobre la Constitución Política de la República, a la cual juraba obedecer. Giammattei comprometió su palabra sobre un libro que nada tiene que ver con el Estado de derecho, pues juró sobre una Biblia encargada exprofeso para ello. Luego, cuando dio su discurso inaugural, habló a gritos, no con las formas protocolarias para un acto de esa naturaleza. Como señala en su perfil de Twitter Fernando Sánchez, Giammattei «habló fuerte ante los civiles y [el] cuerpo diplomático», pero «habló suave ante los militares guatemaltecos».
Antes de la medianoche del día de su juramentación, las fuerzas de seguridad, que ya estaban bajo su mando, violentaron derechos universalmente reconocidos y constitucionalmente protegidos. Elementos de las Fuerzas Especiales de Policía (FEP) y de la Policía Nacional Civil (PNC), además de hacer empleo desproporcionado de la fuerza y de utilizar armamento irregular para disolución de disturbios, detuvieron arbitrariamente a seis estudiantes universitarios y agredieron físicamente a varios de ellos, quienes incluso necesitaron atención médica.
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Giammattei argumenta que, para el momento en que se dieron los hechos, su ministro de Gobernación, el general retirado Édgar Leonel Godoy Samayoa, no había asumido el cargo y que estaba en funciones el antecesor de este, Enrique Degenhart. Es decir, el titular del Ministerio de Gobernación (Mingob) del ahora expresidente Jimmy Morales habría ordenado el inmenso despliegue policial, que sirvió para que el exgobernante lograra ingresar por la fuerza al hotel Las Américas, donde casi a medianoche fue juramentado como diputado al Parlamento Centroamericano (Parlacén) a fin de procurarse inmunidad. Quienquiera que fuese el ministro de Gobernación a esas horas, estaba bajo el mando del ya juramentado presidente, cuyo equipo, según consta en versiones periodísticas, había sido informado de lo que sucedía, de manera que no puede alegar desconocimiento de la situación.
Cabe señalar que la sesión del Parlacén fue adelantada en fecha y prolongada en horas, así como cambiada de sede para cumplir con esto, gracias a la acción de Alfonso Fuentes Soria, exrector de la Universidad de San Carlos (USAC) y exvicepresidente en el gobierno transitorio de Alejandro Maldonado Aguirre. Es decir, dos veces colega de Jafeth Cabrera, también juramentado en el ente regional. Según se ha informado, Fuentes Soria estaría asumiendo la conducción de la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos (Copredeh) en el nuevo gobierno.
El cierre de la pomba y fanfarria para Giammattei lo da la unción de Jorge H. López, de la Iglesia evangélica neopentecostal Megafráter, el mismo que condujo una ceremonia igual para el gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, así como para Jimmy Morales y Jafeth Cabrera, ambos de vergonzosa recordación.
En tal sentido, con base en los hechos acaecidos en menos de 24 horas de la vida política del partido de Giammattei en el poder, ni duda cabe de que su manera y sus normas de hacer política no son democráticas. Su manera es el autoritarismo, la arbitrariedad y las componendas bajo la mesa. Más de lo mismo, con los mismos a distinto paso.
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