Traducido a jerga latina, de esas que usan en las televisiones para no decir malas palabras, sería algo así como brutal. Bueno… pues la generación de hoy en día es esa generación brutal, por lo imponente y lo impresionante. Ya no es cool ser cool, ahora es cool ser awesome.
Estamos acostumbrados a establecer estereotipos de la juventud. Que si son acomodaticios, que solo se la pasan conectados en la red y paseando en centros comerciales. La verdad es que, lo que yo estoy viendo, son cosas muy distintas. Los jóvenes guatemaltecos son personas que siempre tienen una buena cara para todas las situaciones. Incluso, a los que detiene la policía para posar en las fotos de Nuestro Diario, tienen una sonrisa. Dejando de lado a los que delinquen, la mayoría de los jóvenes son individuos que enfrentan todos los días el peligro para ir a sus trabajos o sus centros de estudio. Sin embargo, no dejan de hacer ni lo uno ni lo otro.
Porque muchos de ellos estudian y trabajan, aunque no sea precisamente fácil manejar los horarios y el presupuesto económico. Cada vez están más interesados por los conciertos musicales y el cine, incluso el nacional, que ha vivido un renacimiento en los últimos años por producciones realizadas por los propios jóvenes. Están conectados a las últimas tecnologías, pero no por ser la generación del dígito. Ellos nacieron con el internet y forma parte de su cotidianidad. El esfuerzo por mantenerse informados y conectados es parte de una característica de ese empeño por destacarse.
Leen a través de la red, no únicamente las parrandas “facebukeras”, también las tendencias en moda (los blogs de moda son lo más), las noticias, los blogs de opinión (Pienso…luego existo, de temática existencialista, está entre los diez más leídos) y perfiles Facebook con reflexiones irreverentes (como el de Juan Pensamiento Velasco). Se vuelven fenómenos virales compartidos rápidamente y que empujan a leer un libro, ver un documental o acudir a una actividad reivindicativa. Toda una nueva generación de jóvenes que han crecido marcados por un crimen, una muerte familiar o, los que mejor les va, la desgracia económica.
Detrás de esos veinteañeros, con un pariente cercano asesinado, que han sido manoseadas en el bus o que se las ven duras para pagar el almuerzo a fin de mes, están los mejores deportistas del planeta, ya sea en el futbol o en bádminton, los mejores creativos, en diseño gráfico o confección de prendas de vestir, el mejor servicio al cliente, a nivel de call center o de turismo, y unas de las artesanías culturales más coloristas, originales y valoradas. Negociantes intrépidos que contra viento y marea salen a las calles a vender sus productos.
Y, aunque la economía no esté para tirar cachinflines, están ahí, sonrientes, animados, proponiendo formas de cambiar las cosas. Construyendo casas para sus compatriotas, subiendo el Volcán de Agua en contra de los malos tratos, amando a Guatemala y recogiendo el testimonio de la generación pasada. Porque hay que tener en cuenta, que para que esta generación sea asombrosa, algo habrá tenido que ver lo que han hecho sus padres, sus maestros y, por qué no, sus políticos. Detrás de cada uno de esos jóvenes hay un adulto que se partió la espalda por trabajar honradamente para conseguir que ellos siguieran sus estudios. Detrás de cada uno de esos jóvenes hay un maestro mal pagado que se desvivió por enseñarles con profesionalismo y dignidad.
Líderes sociales, todos, que protagonizaron una época de la historia gris, que solo fue de mucho esfuerzo sin casi ninguna recompensa. Sacrificios empañados por la corrupción, la prepotencia, la impunidad y el consejo fácil. Hombres y mujeres que se levantaron día a día, con la noticia de la muerte resonando en sus oídos, y permanecieron firmes por sus hijos y su país. Trabajaron aquí, representaron a sus comunidades, se manifestaron ante las injusticias y fueron consiguiendo, poco a poco, sin que nadie se lo reconociera, un cambio. El que hace posible que hoy, por encima de todas las cosas, los jóvenes guatemaltecos sean asombrosos. ¡Felicidades Guatemala! ¡Qué personas más impresionantes son las que han construido este asombroso futuro!
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